Los gobiernos de Rusia y de Estados Unidos acordaron ayer en Arabia Saudí la designación de sendos equipos para relanzar el diálogo y “terminar el conflicto en Ucrania”, con vistas a que pueda acordarse una paz “duradera, sostenible y aceptable para todas las partes”.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, han roto el hielo con una primera toma de contacto en Arabia Saudí que, según Washington, demuestra que el presidente Donald Trump “quiere parar las muertes” y lograr la paz. “Es el único líder del mundo que puede conseguir que Ucrania y Rusia se pongan de acuerdo”, resaltó el Departamento de Estado en un comunicado.
El propio Rubio, al término del encuentro y en declaraciones ante los medios, detalló que en apenas unos meses el inquilino de la Casa Blanca dio un vuelco a la “conservación global”, de tal manera que ya no se hable de “si la guerra va a acabar” sino de “cómo va a acabar”.
La reunión de Riad concluyó, en el ámbito estrictamente bilateral, con el compromiso mutuo de establecer un mecanismo de consultas con el que Moscú y Washington puedan limar asperezas e incluso “normalizar” la actividad de sus respectivas misiones diplomáticas después de años de expulsiones cruzadas.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso citó como acuerdo “más urgente” y “a priori” sencillo que los dos países vuelvan a designar embajadores, después de una reunión que duró más de cinco horas y que Lavrov ha descrito como “muy útil”, con manos tendidas desde ambos lados.
“Hay motivos para creer que la parte norteamericana empezó a comprender mejor nuestra posición”, señaló en una declaración pública en la que confirmó que la delegación estadounidense planteó una moratoria para frenar los ataques a instalaciones energéticas tanto en Rusia como en Ucrania.
Estados Unidos y Rusia aspiran, además, a sentar las bases de una futura cooperación en áreas de interés “mutua”, tanto geopolíticas como económicas, especialmente con vistas a aprovechar las “oportunidades” que surgirían de un hipotético final “exitoso” de la guerra en Ucrania, explica la parte norteamericana.
La Administración Trump, que descarta por ahora poner fecha a un futuro cara a cara con el presidente ruso Vladimir Putin, asume que ni la llamada de la semana pasada entre ambos líderes ni la reunión de ayer bastan para sellar la paz, pero sí considera que se trata de “un importante paso adelante”.
PAPEL EUROPEO
El jefe de la diplomacia estadounidense confirmó que tanto él como el resto de dirigentes presentes en la cita de ayer seguirán implicados en los futuros contactos con Rusia, para los que persiste aún la duda de hasta qué punto integrará a otros actores, incluida la propia Ucrania.
Un día después de que los principales líderes europeos se citasen de urgencia en París para intentar hacer un frente común en toda esta vorágine diplomática, Rubio adelantó que la UE “estará en la mesa en algún momento” y resaltó que este bloque también adoptó sanciones contra Moscú en estos últimos tres años.
Sobre un potencial despliegue de tropas occidentales, Lavrov se mostró tajante, para rechazarlo sin importar el formato. “Es inaceptable”, señaló, al indicar que Rusia entendería que se trata de un contingente vinculado a países de la OTAN, aunque se haga bajo una bandera europea o nacional. (EP)