Nuestros predecesores que destacaron como gobernantes, no solo civiles, sino militares con sólida formación cívica, nos legaron magistrales pautas para construir país, con una proyección histórica. Contribuyeron al engrandecimiento nacional. Ellos hicieron Patria en el marco de las posibilidades económicas del país. No disfrutaron el auge gasífero, pese a que ellos fueron los promotores para que ese reglón se haya desarrollado. Y los gobiernos de turno del Estado Plurinacional se encargaron de despilfarrar los millonarios ingresos que generaba la exportación de ese producto. Una vez agotado ese recurso, ahora estamos ajustándonos el cinturón. Debido a que el Estado está muy debilitado. “Ahora no tenemos platita”, dijo el presidente de la República.
No todos quienes nos antecedieron en la historia fueron ineficaces, pusilánimes e incompetentes. Tuvimos hombres representativos con ideas, propuestas e inquietudes, para construir un país diferente y engrandecido. Una Bolivia sin que su población haya sido devastada por el hambre y la miseria. Lo fundamental para ellos fue cuidar los recursos humanos, mediante la aplicación de programas de salud, educación y con la suficiente provisión de artículos de consumo. Particularmente para los sectores de escasos ingresos económicos. Pero mentes desquiciadas trataron de minimizar tales gestos constructivos, por el afán de inventar una nueva historia nacional para sus propósitos político – ideológicos.
Los posibles candidatos a la Presidencia deberían tratar de recuperar la memoria de aquellos en este año electoral. Sus inquietudes para reafirmar el sentimiento nacional. Sus esfuerzos para encarar con responsabilidad tareas de estabilización económica. En este tiempo destinado a compulsar programas de gobierno. Destinado, asimismo, a conocer el estado emocional y la salud física de los nuevos mandamases. En la perspectiva de solucionar la crisis que pretende destruir el devenir patrio. Y se inspiren en los logros que aquellos obtuvieron, a pesar de las limitaciones económicas del Estado boliviano. Además, ante la complicada realidad social, económica y política –que se advierte a raíz de la inoperancia de los gobernantes de turno–, y que tiende a profundizarse si no son tomadas, lo antes posible, las medidas que el caso amerita. No deben esperar que el régimen que surja de las elecciones de agosto próximo lo haga. No pueden echarle la carga a él y lavarse las manos como Poncio Pilato.
Interpretar el pasado y analizar el presente para ofrecer una respuesta precisa y alentadora a la ciudadanía que exige un futuro mejor, pues se encuentra inmersa en la incertidumbre, como consecuencia de la situación nacional incierta. Y la actitud les sirva también para tomar con coraje y decisión, una solución inmediata a la crisis. Que “no les tiemble la mano” para hacerlo. Pero sin encubrir los desaciertos y los despropósitos de los gobiernos de turno. Los posibles candidatos tienen, en consecuencia, suficiente material para elaborar un discurso enriquecido con temas nacionales. No es necesario que busquen tales cosas en el exterior.
En suma: la palabra de nuestros antecesores jamás pierde vigencia.
Nuestros predecesores
Severo Cruz Selaez
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