Hay muchas cosas que aprendí y me quedaron grabadas en las conversaciones que tuve con mi padre sobre temas económicos y políticos. Una de las cosas que más me llamó la atención era su afirmación de que el MAS y el MNR de 1952 son lo “mismo”. Analicemos este “planteamiento”.
Ambos partidos realizaron “cambios estructurales” y fomentaron la creación de un nuevo Estado. Evidentemente, los cambios que hizo el MNR eran necesarios para el progreso de Bolivia; por su parte, el MAS solo cambió la estructura de poder para guiarnos al nefasto socialismo.
Ambos contaron con un amplio respaldo popular, principalmente de sectores indígenas. La revolución de 1952 cambió la vida de los indígenas para bien, quienes por fin recibieron los mismos derechos y beneficios que los ciudadanos “privilegiados”, terminando con las injusticias históricas. Estas acciones le significaron al MNR contar por mucho tiempo con el apoyo de sectores indígenas, mineros y campesinos.
El MAS, por su parte, encontró su principal apoyo en las clases medias y populares, quienes se encontraban descontentas con las políticas neoliberales. Esto, sumado a un discurso indigenista y de “soberanía de los pueblos”, le permitió contar con un fuerte respaldo, principalmente “indígena originario”.
Tanto el MNR como el MAS contaron con triunfos electorales aplastantes, que los dejaron en una posición de gobierno cómoda. Es acertado recalcar que tanto los triunfos electorales del MAS como del MNR de la revolución estuvieron fuertemente marcados por la presencia del fraude electoral.
Ambos también usaron la persecución política como su arma favorita. El MNR, en este apartado, fue mucho más letal que el MAS (creación de campos de concentración, múltiples masacres a la población e incluso se llegó a asesinar al principal líder de la oposición, Óscar Unzaga de la Vega).
El MNR y el MAS contaron también con una “imagen positiva” en sus primeros gobiernos, hasta la aparición de un “punto de quiebre”. El punto del MNR se dio con el fallido levantamiento popular de FSB en 1959 y el retorno de Víctor Paz a la presidencia, faltando a su palabra con los líderes históricos (Siles, Guevara y Lechín). Por su parte, el fracaso en el referéndum de 2016 fue el inicio del declive del MAS.
El MNR y el MAS cuentan los dos con la figura de “un líder histórico”, que irónicamente fueron los que terminaron destruyendo la unidad de su partido. Víctor Paz no cumplió con la “alternancia pactada” de la silla presidencial con Walter Guevara y Juan Lechín. El hecho de que Paz se creyera “la revolución en persona” y el caudillo único, terminó separando al MNR para siempre con la creación de múltiples facciones (MNRI, PRIN, PARA). Toda esta situación llevó al vicepresidente René Barrientos a liderar un levantamiento popular que terminó definitivamente con el deseo de Paz de perpetuarse en el poder.
Por su parte, Evo nunca tuvo competencia interna. A diferencia del MNR, el MAS jamás contó con mentes brillantes ni privilegiadas; basta con escuchar al “matemático”. La angurria de poder de Evo terminó llevándolo a su renuncia en 2019. Su sucesor, “Luchito”, se cansó de sus órdenes y terminó rebelándose, algo que al “jefazo” le molestó y que explica la división interna en el MAS, que es cada vez más grande. Ahora es Andrónico Rodríguez quien busca salir de la sombra de su “jefazo” y convertirse en el próximo presidente del país, algo que ha causado malestar en el evismo y seguramente se traducirá en más división y enfrentamientos internos, ahora en el seno del mismo sector cocalero.
Los parecidos entre el MAS y el MNR son asombrosos; esperemos que su final también lo sea: una división definitiva, causante de la pérdida del poder hegemónico en el país. Mi deseo: que el MAS se divida no en dos facciones, sino en tantas como sea posible, que todos los “segundones” se crean presidenciables y así cada uno reme por su lado.
Paralelismos históricos entre el MNR del “doble sexenio” y el MAS
Fabian Freire
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