Cuando inició su gestión el alcalde Iván Arias, los ciudadanos de La Paz teníamos la esperanza de ver un verdadero desarrollo en nuestra ciudad. En cambio, hemos padecido todos estos años por las improvisaciones y un accionar errático con que se maneja el gobierno municipal de la ciudad de La Paz, con obras y trabajos que se ejecutan, parecería, al calor del momento y por capricho de las autoridades municipales, a las que, dicho sea de paso, les interesa más la confrontación de tipo político entre el Concejo Municipal y el Alcalde, que el trabajo conjunto y coordinado entre ambas instancias municipales.
Tampoco es un secreto, la alta rotación de personal que se ha dado en estos años de la actual gestión municipal, tanto a nivel de puestos jerárquicos (secretarios y directores) como a nivel de técnicos y puestos de menor nivel. Los motivos, no son objeto del presente artículo, pero llevan a los ciudadanos paceños a preguntarse cómo un Alcalde puede hacer una buena gestión y desarrollar un trabajo continuo y coherente, si con tanta frecuencia hay cambios en su entorno inmediato y en otros niveles de la estructura municipal.
En teoría existe una planificación municipal, pero la realidad muestra solamente improvisación y una total falta de criterio para establecer prioridades en la ejecución de obras en la ciudad. Se puede dar muchos ejemplos al respecto. Se han realizado “obras menores” en algunas cuadras, reparando aceras y calzadas en varias calles de la ciudad, como Rosendo Gutiérrez, Guachalla, Arce, Saavedra, Aspiazu, Conchitas, etc., donde el tráfico peatonal y/o vehicular no es significativo y el impacto es mínimo. Se está colocando pavimento rígido en otras calles, como la Abdón Saavedra, que no tiene un tráfico vehicular importante, obra que ya lleva más de un año en su ejecución y aún no está concluida. Cuando por todos es sabido que este tipo de pavimento tiene altos costos de inversión y es recomendable, por su larga vida útil, frente al pavimente flexible, en vías de alto tráfico vehicular y no en vías secundarias, como la calle Conchitas o la misma Abdón Saavedra. Como éstos, hay varios otros ejemplos que los paceños podemos dar.
Lo que no es prioridad para el Alcalde es encarar proyectos integrales, como una revitalización del Casco Central de la ciudad, en especial en la Av. Mariscal Santa Cruz y calles adyacentes a San Francisco; en la calle Comercio, que se ha convertido en un mercado y en el paseo del Prado y la Av. Villazón, frente a la UMSA, que son la primera imagen que tienen los turistas de la ciudad. Todas estas áreas están completamente deterioradas, tanto en sus vías peatonales, como en jardineras, monumentos y fuentes y dan una pésima visión al local y al turista que circula por las mismas. La prioridad ha sido colocar maceteros en El Prado y una escultura denominada “Sinfonía al Amigo de La Paz”, frente a la fuente de la Plaza del Estudiante, con poco criterio estético que armonice con el entorno inmediato.
Ha sido prioridad para el Alcalde construir un parque canil en Achumani y hacer una ciclovía en la zona Sur que no tienen algún impacto en la calidad de vida de la población y solo beneficia a unos pocos, en lugar de tener como prioridad la solución de problemáticas como las obras de prevención de desastres en las cabeceras de cuencas y ríos; la gestión de residuos sólidos para los próximos 15 o 20 años y, en particular, la operación del relleno sanitario de Sak’a Churu; la gestión del abastecimiento de agua a futuro en coordinación con EPSAS; la ejecución de una planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad, la construcción de una nueva Terminal de Buses y la lista puede seguir.
Las obras deben ser ejecutadas en época seca y no en temporada de lluvias, en la que sí se debe atender las emergencias por eventos imprevistos o que están fuera de cualquier previsión, como ha sido el caso en estos dos últimos años. La Avenida del Poeta sufrió nuevos sifonamientos y hundimientos y ante esto el alcalde municipal manifestó recientemente que estuvo mal construida en las gestiones anteriores. No se entiende por qué no fue prioridad encarar obras en este sector en los primeros años de su gestión y no cuando el “agua llega al cuello” en esta temporada de lluvias, al igual que la reparación del embovedado del río que atraviesa San Francisco, que se ha realizado recientemente por los riesgos identificados y no hace años de forma prioritaria. No es prioridad tampoco efectuar una fiscalización medianamente efectiva y permanente en las obras que ejecutan particulares, para evitar situaciones como las que se han presentado en Bajo Llojeta o final de la Av. 20 de Octubre – Kantutani.
Es seguro que el alcalde Arias no tiene en mente la reelección para una próxima gestión, porque si así fuera, hubiera trabajado con mayor criterio, identificado las prioridades para esta ciudad y sus habitantes, pero parece que la palabra “prioridad” no es parte de su vocabulario.
El autor es Ingeniero.