A menudo son escuchadas noticias sobre lamentables accidentes de tránsito protagonizados por choferes de vehículos del transporte público y es un secreto a voces que sus motorizados tienen el privilegio de no pasar por las pruebas debidas en las inspecciones vehiculares que se realizan anualmente, las cuales son aplicadas severamente por la Policía a los propietarios de vehículos del transporte privado. Ello provoca que el servicio de trufis, micros y minibuses sea peligroso, pues hay miles de estos vehículos que tienen el sistema de frenos estropeado, los neumáticos gastados o los faroles delanteros o las luces de parqueo averiados. Pero aparte de esos peligros están las incomodidades para el pasajero, pues viajar en un minibús, por ejemplo, puede ser una experiencia muy desagradable, debido a los asientos improvisados que son instalados en ellos, el maltrato de los choferes o la suciedad acumulada que hay en su interior.
Hace poco, el alcalde Iván Arias llegó a un trato con el gremio de choferes de La Paz, en el cual se acordó el incremento del precio de los pasajes, para los tramos cortos y largos. Esta disposición, dado que todo se ha encarecido y la gasolina se ha convertido en un bien escaso, sería razonable, siempre y cuando se hubiese mejorado la calidad del servicio y los vehículos de transporte público, pero dado que los choferes seguirán operando con sus desvencijados y vetustos coches, aquel acuerdo entre Gobierno Municipal y choferes se convierte en una afrenta a la ciudadanía paceña.
Por otra parte, el 25 de febrero la Asociación de Radiotaxis La Paz protestó por la existencia de aplicaciones de transporte por internet, como Yango o InDrive. En una reciente entrevista con el periodista John Arandia, el presidente de aquella asociación manifestó que aquellas aplicaciones hacen una “competencia desleal” a los radiotaxis, pues no cumplirían ciertos requisitos que sí se pide a los choferes de radiotaxis, como licencias de funcionamiento, y cobrarían tarifas “desleales”… Sin embargo, la ciudadanía sabe que las tarifas de los radiotaxis son a veces arbitrarias y abusivas y que el trato del chofer para con el usuario es muchas veces grosero.
Lo cierto es que, no solo en La Paz y Bolivia, sino en el mundo, muchos monopolios comerciales han sido superados por la irrupción de startups, que ofrecen bienes y servicios por internet; muchas veces, estos servicios superan con creces en calidad a los de antiguos monopolios comerciales; eso también sucedió, por ejemplo, con los hoteles y los apartamentos de Airbnb. La historia enseña que todo cambia y que si uno no se sabe adaptar a los cambios —en este caso del comercio y la oferta de servicios—, perece.
Lamentablemente Bolivia es conocida por propios y extraños como un país-tranca; muchos emprendimientos e iniciativas privadas que ayudan a sacar a flote la economía son truncados no solo por trabas administrativas y burocráticas, sino también por la mentalidad mediocre de la gente que se rehúsa a competir en el mercado para mejorar sus servicios o bienes, para atraer demanda, o, simplemente, que se rehúsa a ver que hay otros que lo hacen mejor. Se espera que esta mentalidad no ahogue aquellas iniciativas privadas que ya son una realidad imparable en el mundo.
Abusos de choferes y felonías ediles
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