miércoles, marzo 5, 2025
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Donald Trump y la democracia

Llaman la atención las últimas declaraciones del presidente Trump, y sobre todo sus palabras pronunciadas en la reunión que tuvo con su homólogo ucraniano Zelensky en la Oficina Oval, el pasado viernes 28 de febrero. Llaman la atención porque provienen del presidente de EEUU, es decir, del mandatario de aquel país que, al menos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, ha sido en el mundo una especie de garante del derecho internacional y la democracia. Las votaciones del pasado lunes en la ONU y los recientes gritos y advertencias de Trump y Vance en la Oficina Oval no pueden concordar con un espíritu conciliador, sino más bien autoritario. ¿Qué pasa entre Trump y Putin? ¿Por qué el primero parecería estar aceptando las intenciones expansionistas del segundo? Muchos creyeron que el presidente estadounidense estaría en las antípodas del dictador ruso y que obraría en consecuencia, pero, ¡cómo es la política… que siempre termina siendo más “creativa” de lo que pudiesen pensar los más imaginativos analistas y casi siempre ¡puede superar a la ficción!
En primer lugar, salta a la vista un notable desconocimiento de modales por parte de Trump y Vance, que trataron de humillar a Zelensky estando aquellos dos en su propia casa, es decir, en la oficina más poderosa tal vez de todo el hemisferio (o del mundo). Su trato para con un presidente electo por el voto popular denota, pues, falta de tacto, pero además desconocimiento de ciertas maneras de entablar un diálogo constructivo e inteligente… en torno a un problema mayor. Pese a esa manifiesta prepotencia, el presidente ucraniano no se dejó amilanar y contestó educada, pero firmemente. En su rostro se veía sorpresa, tal vez por escuchar de labios de quienes representan a aquel país, que fue adalid de la democracia por varias décadas, su intención de alinearse con los planes de Putin, pero al mismo tiempo aquel rostro traducía serenidad. ¿Qué se podía esperar, pues, del hombre que va liderando ya por tres largos años la resistencia contra el invasor ruso?
Trump quiere terminar con la guerra, sí, pero ¿a qué precio…? Al siguiente: la anexión de las provincias ocupadas a Rusia, el no-ingreso de Ucrania en la OTAN y la explotación conjunta de recursos naturales. Son, pues, condiciones leoninas para los ucranianos. Pero como en la realpolitik ningún movimiento es altruista o a cambio de nada, EEUU pidió el 50 por ciento de la explotación de los recursos naturales de Ucrania, una iniciativa que Kiev aceptó preliminarmente.
La actitud del mandatario republicano ante el dictador ruso es, además de insólita, preocupante, porque puede debilitar pilares esenciales del derecho internacional público y la convivencia pacífica entre Estados y aceptar una nueva fase mundial de expansionismo, un neoimperialismo podría decirse. Para nadie es un secreto que las intenciones de Putin, debido a esas nostalgias históricas que suelen abrigar los autócratas con complejos imperiales, son expandir Rusia tanto como pueda, anexándose territorios aledaños. En este sentido, pese a que Trump haya arrasado en las elecciones y sea, hasta ahora, un presidente legítimo, ¿puede llamársele, en plenitud, un demócrata?

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