jueves, marzo 6, 2025
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En subasta partidos sin ideología, sin militancia ni propuesta

Angélica Siles Parrado

La Constitución Política del Estado establece en el Art. 209 que “Las candidatas y los candidatos a los cargos públicos electos, con excepción de los cargos elegibles del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional serán postuladas y postulados a través de las organizaciones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, las agrupaciones ciudadanas y los partidos políticos, en igualdad de condiciones y de acuerdo a ley”.

La Ley 1.096 de Organizaciones Políticas, rige para que cualquier persona o agrupaciones puedan participar. Si se tiene personería jurídica, se puede aspirar a presentarse en elecciones nacionales para administrar el Estado por cinco años y SOLO con una reelección. No hay ley para las organizaciones de las naciones y pueblos indígena originario campesinos.

Jean-Jacques Rousseau, reafirmó que la república es una forma de gobierno basada en la soberanía popular, es decir, en el poder del pueblo. Rousseau consideraba que la democracia era la forma republicana de gobierno más legítima. Rousseau, decía fundamentalmente que nadie puede representar al pueblo mejor que él mismo. Consecuentemente, su propuesta es hacer del pueblo el Soberano: “Y éste no podría hacerse a menos que el pueblo y el Soberano fueran una misma persona”. Rousseau concebía la democracia como un gobierno directo del pueblo. El sistema que defendía se basaba en que todos los ciudadanos, libres e iguales, pudieran concurrir a manifestar su voluntad para llegar a un acuerdo común, a un Contrato Social.

En Bolivia, hay algunos grupos de personas que, especialmente cuando tienen cargos en el Estado, aprovechan del poder y especialmente de los “recursos de todas y todos los bolivianos” para “organizar” un instrumento político y participar en las elecciones nacionales o subnacionales. O alquilan partido con militancia fantasma, sin liderazgo ni propuesta, mucho menos ideología, que es solo electoralista.

Bolivia hoy se encuentra en campaña electoral por los comicios de agosto de 2025, por lo que aparecen “precandidatos” como hongos, pero muchos NO cuentan con personería jurídica, mucho menos con militancia (no arrastran ni a su sombra). Muchos de los “partidos” no tienen ideología ni doctrina y algunos adoptan el liberalismo, el socialismo o el totalitarismo. Algunos precandidatos son de partidos que tienen personería jurídica, pero no tienen estructura ni militancia, y otros ofrecen sigla para alquilar o vender, no para participar de una elección. Estos mercenarios de la política, con “partidos” mercantilistas le hacen daño a Bolivia y cuando participan no sacan ni siquiera el 3%, como el Frente Para la Victoria, la UCS en Santa Cruz, el MTS, que ofertan alquilar sigla al falso indígena Morales, que está inhabilitado, por el Art. 168 de la Constitución Política.

La ideología, permite identificar un conjunto de ideas y valores comunes que dirigen el actuar de sus miembros, lo que lleva consigo la clasificación de un partido. Ningún partido debería aspirar a ser un reflejo exacto de la diversidad ideológica que existe en la sociedad, sino que debería juntar ideales, principios laborales, doctrinas económicas, mitos, símbolos o prácticas que permitan identificar a su bancada y militancia. El problema de promover un proyecto “plural” es que se corre el riesgo de ser utilizado por personas que aspiran a un cargo de elección popular únicamente para cumplir un requisito de inscripción, y volverse un taxi electoral.

Ante esta coyuntura de polarización, del gobierno frente al soberano, podemos colegir que se aplica el Adendum del Alba, firmado entre ex presidentes como Evo Morales, ahora aplicado en su totalidad, que en su Cap. I.4. ordena: POR LA FUERZA AUN SIN LA RAZON. “La fuerza de la victoria es la política, la violencia debe ser nuestro principio. El engaño y la hipocresía son las reglas de oro de aquellos gobiernos que no quieran caer ante un nuevo poder. No nos detendremos innecesariamente ante la corrupción, la compra de conciencias, la impostura y la traición, porque con ellas, servimos a la causa. En política no dudemos en confiscar propiedad, si de este modo podemos lograr sumisión y poder”. Pregúntense si ello se está cumpliendo.

 

La autora es Abogada, Economista, ex Asambleísta Constituyente.

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