No entiendo quién es el “genio iluminado” detrás del eslogan de campaña de Samuel Doria Medina y, peor aún, cómo este último lo utiliza con orgullo y convicción. ¿En serio no había algo mejor que poner? Comprometerse a solucionar la crisis en 100 días en Bolivia es un suicidio político. Basta remontarnos a 1982, cuando Siles Zuazo asumió la presidencia y, con total entusiasmo, dijo a los bolivianos que en 100 días la situación económica de Bolivia mejoraría. Grave error que condicionó a su gobierno y lo llevó al fracaso total. Si por algo se recuerda al gobierno de la UDP, es por las largas filas y la hiperinflación, que causaron un gran caos y pobreza en los bolivianos. Fue una de las peores gestiones de gobierno, y se inauguró con la promesa de los 100 días.
Actualmente, Bolivia está en una situación similar a la de la década de los ochenta. Si no tomamos medidas de emergencia y realizamos cambios estructurales radicales, corremos el riesgo de vivir otra hiperinflación, que incluso podría ser mucho más traumática y empobrecedora para los bolivianos. Con todo esto en juego, Samuel se jacta de que en 100 días arreglará la crisis económica, un error nefasto y atrevido que, si llegara a ser presidente (lo cual veo más improbable que Bernie Sanders sea presidente de Estados Unidos), le costará muy caro.
Samuel no está hecho para la política; no es carismático, no tiene una visión de país clara y no tiene el carácter para gobernar. A pesar de esto, insiste caprichosamente en convertirse en presidente, parece una obsesión enfermiza. En un artículo previo ya expuse mi punto de vista sobre Samuel como político; para resumirlo, solo se necesita una palabra: desastroso.
De igual forma, expliqué por qué “Tuto” es mucho mejor que él para ser el candidato del bloque opositor. En caso de que Samuel sea electo (que pienso que pasará porque direccionará la encuesta a su favor) como el “candidato único”, se confirmará el fracaso total de este acuerdo. Él es, de lejos, la peor opción posible. Por si fuera poco, y de manera descarada, Samuel ya ha empezado a hacer campaña electoral mostrando su poder económico. Esto me parece un acto de desesperación y deslealtad política, pero, sobre todo, me pregunto, ¿qué hace el nefasto TSE al respecto? Hay plazos determinados para realizar campaña electoral, como lo establece la Ley 026, algo que a Samuel poco le ha importado. Este acto debería castigarse como indica la ley, en caso contrario una vez más se probará la funcionalidad y alianza que Samuel tiene con el MAS, el candidato “opositor” favorito del socialismo.
No debemos olvidar que Samuel ya formó parte de los gobiernos del MIR y de Añez. Las dos gestiones fueron un desastre, sobre todo la segunda, que ocasionó el retorno del MAS al poder. El gobierno de Añez fue uno de los peores de la historia y destrozó todo el esfuerzo de los movimientos cívicos en contra del fraude, además de entregarle al masismo el poder en bandeja de oro.
En caso de que Samuel llegue a la presidencia, no durará mucho en el cargo. No es una persona que tenga el carácter y las ideas para combatir la crisis. La población no tendrá paciencia y, mucho menos, los movimientos sociales, quienes lo “masacrarán” sin piedad ante el mínimo error. Además, por mero cálculo, es evidente que no contará con los 2/3 necesarios para realizar los cambios estructurales requeridos ni con mayoría. Todo esto nos llevará a una carnicería sin piedad, que posiblemente logre que la promesa de los 100 días se cumpla, solo que en este caso no se habrá solucionado la crisis, sino la renuncia de Samuel como presidente. Si tuviéramos una casa de apuestas dedicada a la política en Bolivia y Samuel fuera electo presidente, apostaría todo a que no durará en el cargo más de 100 días.
¿100 días para solucionar la crisis o para renunciar?
Fabian Freire
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