La mayoría de la población boliviana extrema esfuerzos por sobrevivir en una coyuntura de adversidad económica. Cuando subieron los precios de artículos de consumo, y las tarifas del servicio de transporte público. Hecho que provocará posiblemente una escalada de costos en deterioro de la gente de escasos recursos económicos. Pero parece que la consigna ciudadana es soportar las penurias hasta lograr un cambio radical para que Bolivia tenga crecimiento económico y bienestar social. Con empleo, educación y salud, que beneficie todos los habitantes del territorio patrio.
Con ese afán patriótico, unos roturan la tierra y otros horadan la roca. Algunos activan la industria y muchos el comercio, con el propósito de cumplir con tributos y aranceles al Estado Plurinacional, tan depauperado por el agotamiento de los pozos gasíferos. Además, generan empleo seguro y formal. Recursos que son empleados para sustentar ciertas empresas estatales deficitarias y pagar haberes a los servidores públicos, que se han multiplicado en los últimos años. Por lo visto, succionan la economía de un empobrecido Estado Plurinacional, que se verá obligado, más adelante, a importar gas, posiblemente del vecino que ahora tiene importantes reservas, según técnicos conocedores del ramo. Aquella actividad incide también para atraer dólares que hacen falta para adquirir suficiente diésel o el producto que mueve la economía boliviana. La debida entrega de diésel a los productores agropecuarios permitiría, asimismo, el normal desarrollo de la siembra y cosecha de alimentos a nivel nacional. La distribución a cuenta gotas pondría en riesgo dicha actividad. Ahí están los bolivianos que, sin dar tregua a sus actividades, ni crédito a los mensajes demagógicos de algunos políticos aprovechadores, hacen Patria mediante el rubro productivo, industrial y comercial. Arriesgan su inversión por la construcción de una Bolivia diferente, con libertad, alternancia en el Poder, crecimiento sostenible y credibilidad en el contexto internacional.
En consecuencia, la población boliviana trabaja de manera incansable en busca de un futuro llevadero. Con fe inquebrantable en Bolivia y su destino. Con la esperanza de que alguien ponga fin a la galopante crisis económica, que implica miseria y hambre, heredada de los gobiernos de turno, de tinte socialista. El propósito de cambio aviva a los bolivianos y, particularmente, a los ciudadanos de a pie, para salir de la devastadora situación socio – económica, que generaron quienes estuvieron a la cabeza del Estado Plurinacional. Los más se mueven en busca del “pan nuestro de cada día”, que ha sufrido reducción, tanto en su peso como en su tamaño. Ellos viven ajenos a la actividad política y están más preocupados por adquirir alimentos que suben de precio cada día. No cuentan con suficientes medios para llenar la cacerola.
En suma: los políticos, afines o contrarios a las dictaduras de la región, no deberían defraudar las expectativas de bienestar de bolivianos y bolivianas.
La población extrema esfuerzos
Severo Cruz Selaez
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