Para muchos no queda duda de que estamos en un periodo de esplendor de las comunicaciones. ¿Cuántos celulares hay en cada país? Por poner un dato: El Salvador en 2023 tenía 9,94 millones de conexiones móviles celulares, con un 2,3% más respecto al año anterior.
Otra muestra de ello, sin decir una cifra en particular hoy, es la cantidad de centros de ventas, supermercados, donde puedes hacer una recarga, que ha crecido exponencialmente.
¿Dónde apreciar personas comunicándose? En automóviles (¡lo que es peligroso!), en paradas de buses, creo que no hay lugar en este mundo donde alguien no hable a través de un celular, y para colmo, en el medio del aula. ¿Qué? Se lo cuento, un docente dando clases y ahí surge un tono de celular, de la persona que le llama en ese momento. En fin, es un distractor que, faltando el respeto no solo al docente, sino también a compañeros y compañeras de curso, resta atención al desarrollo de la clase.
Supongo que la llamada no es de urgencia. Y qué decir de aquellos “cirujanos en potencia”. ¿Por qué cirujanos, se preguntará? Porque son hábiles al mover sus dedos a través de un miniteclado, como los mejores cirujanos utilizando sus bisturíes, chateando, como otra nueva manifestación de no prestar atención a la clase y atender problemas banales, que lógicamente no son prioridad.
¿Chat?, es un término anglosajón, utilizado para denominar una conversación en línea en tiempo real, que se establece entre dos o más personas, básicamente a través de textos escritos. También celulares permiten enviar correos electrónicos, con la diferencia de que la interacción no es simultánea, mientras que en el chat sí.
Algo que también resulta hasta denigrante, es el vocabulario que se emplea en el “chateo”, donde lo positivo o el propósito es escribir más en menos tiempo o al menos la idea principal del mensaje. Por ejemplo, en vez de poner “que”, se usa q o qe. Qué decir de la frase siguiente: ¿q t sused? (trato de traducir; ¿qué te sucede?), conlleva a una destrucción de la ortografía. Así nos lo expresan los docentes que tienen que ver con la enseñanza de nuestro idioma.
Lo que debiera ser (el chateo), la comunicación, una adecuada transmisión o reforzamiento del uso del lenguaje, suele convertirse, por una parte, en la destrucción del mismo y, por otra, en el crecimiento de analfabetos funcionales.
Si a lo anterior sumamos los mensajes que pasan los canales de televisión o redes, a la par de un programa cualquiera y debajo subtitulares que son repetidos con faltas de ortografía, llegará un momento tal en que no sabremos a quién hacerle caso, si es al profesor o al que escribe mal, ante la duda por leer muchas veces mal.
Por lo visto, se requiere repensar en cuándo prevalecerá el uso correcto del celular, tabletas, etc., que por lo visto en las escuelas tambalea…
El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.