Mark Carney tomó posesión como primer ministro de Canadá y reafirmó el compromiso de su gobierno con la defensa de los trabajadores y la economía del país. En cuanto a las relaciones bilaterales, descartó cualquier posibilidad de que Canadá pierda su soberanía ante EE. UU., rechazando firmemente la idea de integración como un estado más del país vecino
En su primer discurso, destacó la necesidad de enfrentar las tensiones comerciales con medidas que protejan la industria canadiense, sin caer en confrontaciones innecesarias. Asimismo, afirmó que sus primeras visitas al extranjero estarán enfocadas en fortalecer la seguridad y diversificar el comercio con Europa.