miércoles, marzo 19, 2025
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Ni en la década de los 80 hubo filas por combustibles

La falta de gasolina y diésel en el país no se observó nunca en el país, ni en la década de los 80 con la hiperinflación. Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) fracasó en su rol de productor y abastecedor luego de la nacionalización. La reposición de las reservas, no fueron de la mano del crecimiento económico del país, sostuvieron analistas económicos.

“Nunca jamás en la historia ni siquiera en la época de la UDP (Unidad Democrática Popular)”, se registraron filas. Nunca hubo estas colas para combustibles, dijo, en entrevista con PAT, el analista económico Otto Ritter.

Una de las razones de la falta de combustibles apunta a la falta de dólares para comprar, pero le dicen a la gente nosotros le vendemos a más precio, agrega y lamenta el sobre precio que impone YPFB a la tonelada métrica de diésel, de 300 dólares por lo menos.

Informa que la tonelada métrica de diésel alcanza en el mercado internacional a 495 dólares, pero YPFB lo compra entre 700 a 800 dólares, por esta situación no hay libre importación.

Si el gobierno tuviera voluntad política para solucionar el problema, liberaría la importación y la comercialización, liberarla de impuestos, y el mercado sería abastecida por empresas privadas, y el precio sería fijado por el mercado.

CRISIS

Por su parte, el analista del sector Hidrocarburos de la Fundación Milenio, Raúl Velásquez, sostiene que es la primera vez que se presenta en el país una crisis económica y una crisis energética.

Los problemas de provisión de combustible obedecen a dos factores: la falta de divisas y la caída en la producción de hidrocarburos, por descuido de la petrolera estatal, ya que la exploración no fue de la mano de la explotación.

Por más que el país tenía una crisis económica contaba con suficientes divisas para abastecer combustibles a través de la importación. Y Bolivia no importaba grandes volúmenes, debido a que producía la mayoría de su demanda.

Pero en los últimos años aumentó la demanda por el crecimiento del parque automotor, y ya no se produce el volumen que se consume, y ahora las cifras muestran que la cobertura de producción nacional de diésel sólo llega a 10% y el 90% viene de afuera, explica.

“Un descuido importante”, sostiene y agrega que la exploración debería haber ido a la misma velocidad de la explotación. Se ha hecho poca exploración comparada con la tasa de explotación”, lamenta.

Señala que entre el 2005 y 2015 la producción de hidrocarburos se incrementó en 81%, y esto obedecía a los descubrimientos de megacampos en la década de los 90, pero ahora ingresaron en declinación y no hay un nuevo yacimiento descubierto que certifique el incremento de la tasa de explotación.

Para Velásquez hubo un descuido de YPFB al no reponer mediante actividades exploratorias suficientes, cuya actividad se vio mermada por que no hay condiciones para traer inversión extranjera con capital de riesgo.

Explica que la actividad de exploración no debería ser asumida por YPFB porque es de alto riesgo, ya que el éxito no está garantizado para descubrir reservas, y esto es a nivel mundial.

Sostiene que la tarea de exploración debería ser una actividad casi total del sector privado, pero las adversas condiciones fiscales ahuyentaron a los pocos capitales extranjeros que había en el país.

Recordó que en 2023 el Estado se quedó con el 92% de la renta petrolera, lo que muestra poco atractivo para la inversión privada.

MAYAYA

Mientras el presidente de YPFB, Armin Dorgaathen, anuncia que el próximo año con Mayaya la situación cambiará, así como con otros proyectos que están en marcha, y revertir de a poco la actual situación.

Pero Velásquez tiene sus dudas, debido a que para confirmar el yacimiento anunciado se debería haber perforado tres pozos, y a la fecha no se lo ha hecho, y los resultados no se hicieron públicos de las pruebas que llevó la estatal petrolera.

Por lo que a partir de un pozo no se puede anunciar volúmenes de reservas; además de confirmarse se requerirá un gasoducto para llevar a las refinerías.

El entrevistado señala que es poco probable resultados positivos en el corto plazo, pero si las cosas se hacen bien, tal vez en unos cuatro años la situación pueda mejorar.

MEGACAMPOS

Velásquez señala que el país necesita tres megacampos para revertir la actual situación, mientras tanto, coincide con otros analistas, que Bolivia podría importar Gas Licuado de Petróleo (GLP) el 2026, y probablemente una parte de gas natural a partir del 2028.

Los resultados malos de una política hidrocarburífera llevan al país a ese escenario complejo y adverso, concluye.

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