“Después de mí, el diluvio”, es una frase muy conocida. Posiblemente comparten esa frase quienes no han reencauzado la economía nacional en tiempos de crisis. No lo hicieron porque dieron prioridad al interés particular, al cálculo electoral o la motivación ideológica, inspirada en el Socialismo del Siglo XXI. Los gobiernos de turno pasarán, pero el Estado Plurinacional empobrecido quedará, como un vestigio de la incompetencia de los últimos tiempos. La población se siente golpeada, asimismo, por una situación económica desastrosa. Cuando el quintal de arroz se expende a 600 bolivianos aproximadamente, en centros de abasto. Este hecho corrobora que la canasta familiar tiende a vaciarse, en desmedro de las familias empobrecidas, en particular. Son aspectos que incidirán de manera decisiva en el proceso electoral 2025. Los causantes tendrán que emprender la retirada. He ahí una muestra de lo que genera el Estado Plurinacional.
La pobreza tiende a profundizarse debido que no hay una decisión política para superar tal situación. Parece que hoy se impone el cálculo político y no la vocación de servicio para resolver los problemas de interés común. Predomina el afán de prorrogarse en el Poder, a costa inclusive del hambre del pueblo. Extremo que lastima la dignidad de los sectores menos favorecidos, que se multiplicaron. “El hambre no espera, todos a San Francisco”, fue la consigna popular con la que se desalojó del Poder a los dictadores en el pasado. En ese marco, la escasez siempre ha provocado incertidumbre y desesperanza. A ello se han sumado ahora los desastres naturales, que pusieron en vilo al país. Las lluvias torrenciales dejaron más de 229.000 familias afectadas, según EL DIARIO, matutino de circulación nacional. Las medidas de carácter paliativo dictadas recientemente no solucionaron los problemas más apremiantes del momento. Fueron contraproducentes porque provocaron zozobra y angustia en la población, que se volcó a adquirir artículos de consumo, de manera prioritaria. Probablemente con aquellas medidas quisieron reivindicarse ante la historia. Lo cierto es que la adversidad económica pospone día tras día la consecución del bienestar social.
La unidad por el cambio es la única alternativa para salvar del desastre económico a Bolivia en su bicentenario. Para salir de la confusa coyuntura provocada por los gobiernos de turno. No hay otro término ni otra actitud. Urge tomar ese derrotero sin dubitación y con firmeza. Por la construcción de una Bolivia diferente y que se constituya en el referente de la región.
La unidad será determinante para alcanzar ese objetivo, que promoverá certeza, esperanza y bienestar, como respuesta a los retos del venidero. Sin unidad el país navegará a la deriva. Y será tarde para rectificar actitudes divisionistas o para enmendar acciones divergentes atentatorias contra la unidad.
En suma: se exige responsabilidad y desprendimiento a los políticos para salvar a Bolivia del desastre económico. No se deberían entretener con actividades electoralistas.
Después de mí, el diluvio
Severo Cruz Selaez
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