La reciente reunión interpartidaria, convocada por el presidente Luis Arce, el pasado 18 de marzo, tenía como objetivo abordar la inestabilidad que enfrenta Bolivia, caracterizada por la escasez de combustible, la falta de dólares y subida de precios. Sin embargo, a pesar de la presentación de un documento con doce puntos, la reunión no logró ofrecer soluciones efectivas a los problemas que vive el país, pues los acuerdos son meramente declarativos y no aportan para la solución de los problemas económicos, ni reducen la desconfianza e incertidumbre, sobre la elección presidencial prevista para este año.
La ausencia de destacados líderes de la oposición, como Samuel Doria Medina, Jorge Quiroga y Carlos Mesa, miembros del Bloque de Unidad, fue notable en este encuentro. Su inasistencia se atribuye a la percepción de que la convocatoria era más una estrategia política, que una iniciativa genuina para resolver la crisis. Estos líderes han expresado desconfianza en la voluntad del gobierno para implementar cambios reales y consideraron que su participación podría haber sido interpretada, como una legitimación de las acciones de Luis Arce, las mismas que están llevado al país a situaciones de mayor crisis económica e institucional.
En el contexto de las elecciones presidenciales programadas para agosto de 2025, Mesa ya ha desistido de una posible candidatura, y a diferencia de su principal competidor, Jorge Quiroga, ha logrado Doria Medina posicionarse y sumar adhesiones en los tres departamentos del eje central (Quiroga únicamente en Santa Cruz), por lo que emerge como una figura potencial para derrotar al Movimiento al Socialismo (MAS). Su formación como economista, su experiencia empresarial y su enfoque en soluciones económicas prácticas, le otorgan credibilidad en un momento en que la economía es la principal preocupación de los bolivianos. En lo político, su postura alejada de los extremos, le permite mayor juego de cintura para sumar adhesiones y proyectar un gobierno sin radicalismos.
Por su parte, la fragmentación interna del MAS, evidenciada por las tensiones entre el presidente Arce y el líder histórico Evo Morales, ha debilitado la cohesión del partido y su capacidad de movilización. Esta división ofrece una oportunidad para que la oposición, logre consolidarse en torno a un candidato y capitalice el descontento popular. Aunque la oposición ha mostrado divisiones en el pasado, la figura de Doria Medina podría ser el punto de convergencia necesario para enfrentar al oficialismo con posibilidades reales de éxito.
En resumen, el fracaso de la reciente reunión interpartidaria y la desconfianza generalizada ante las iniciativas del gobierno, generan un escenario favorable para la oposición, que, si se mantiene unida, suma nuevas adhesiones y ofrecer opciones viables a los desafíos que enfrenta Bolivia, podría estar en puertas de una victoria y, por tanto, un cambio favorable en el manejo de la economía y el aparato estatal.
¿Quién puede enfrentar al MAS?
José Luis Bedregal V.
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