miércoles, marzo 26, 2025

Echar a perder

David Foronda H.

Cuando algunos dejan de lado la sopa y se enteran las amas de casa, no queda más que aguardar una reprimenda de las jefas de familia. Lo propio sucede cuando desprecian algunos alimentos, como el chuño o la tunta, incluso la quinua, o diversas frutas de la temporada. Son las mamás, sobre todo, que con mucha razón protestan y censuran que se echen a perder los productos o comida que otros recibirían con mil manos. “Hasta Dios se ofende con ello”, suelen exclamar.
La frase “echar a perder” significa malograr el correcto funcionamiento de una cosa, y sus sinónimos son arruinar, dañar, destruir, estropear. Uso: se emplea también como pronominal, y siendo un dicho de alimentos, descomponerse o pudrirse, significa, asimismo, degradar, pervertir, mancillar. Dicen que el origen de la expresión “echar a perder” proviene del ámbito culinario. Se usaba para describir cuando un alimento se deterioraba y ya no era apto para el consumo.
Con el tiempo, la expresión se extendió a otros ámbitos de la vida cotidiana. En la vida diaria, se usa para advertir sobre el cuidado necesario para mantener algo en buen estado.
Esto de echar a perder también se da en otros espacios, como la política, como acaeció en nuestro país, cuando un “proceso de cambio” que contó con la adhesión masiva de la población tradicionalmente marginada, bien se puede afirmar que, fue echado a perder. Comentan que se dio ello porque, en lugar de encarar en debida forma y decididamente los profundos problemas sociales de la nación, no se lo hizo, y se malgastó tan semejante apoyo y mayoría del que gozaban en el parlamento boliviano, en el mismo que se ocuparon casi con exclusividad a “legislar” a favor de un partido y camarilla de dirigentes, cuando bien se pudo haber encarado temáticas que hasta hoy, irresueltas, tienen en ascuas a la población boliviana. En suma, pudo haberse dado la real transformación del país, en forma positiva, y se desperdició el momento.
Eso sí que fue echar a perder un proceso que bien pudo haber logrado mucho a favor de la patria, al tener un singular “rodillo” parlamentario del que no gozó algún otro partido o gobierno anterior. Y bien dicen que, al contrario, éste fue degradado, pervertido y mancillado, hecho que lo ha conducido a una debacle, al parecer inevitablemente definitiva. Así que, siempre se deberá cuidar en toda sociedad el evitar “echar a perder”, no sólo en la política, sino en todo ámbito de nuestra vivencia.

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