BYD ha lanzado un innovador sistema de carga ultrarrápida que permite cargar un vehículo en tan solo cinco minutos. Este anuncio provocó una caída abrupta en el valor de las acciones de Tesla, afectando significativamente a la compañía de Elon Musk.
Los inversores que apostaron en corto por Tesla han cosechado ganancias multimillonarias, aprovechando la situación. La industria de los vehículos eléctricos está experimentando un auge de innovación que recuerda a la revolución de los smartphones hace más de diez años. Cada nueva presentación sacude el mercado y complica la vida a la competencia.
En un giro sorprendente en la tecnología de carga, BYD ha realizado un movimiento audaz que resonó en las oficinas de Tesla, generando récords de ganancias para algunos y pérdidas considerables para otros. La premisa es clara: quien cargue más rápido, gana. Con esta idea, BYD presentó su sistema Super e-Platform, capaz de alcanzar hasta 1.000 kW. Tras el anuncio, las acciones de BYD se dispararon un 15%, alcanzando un récord histórico.
Este avance ha sido recibido con entusiasmo tanto por los inversores de BYD como por aquellos que habían apostado por Tesla. Sin embargo, la reacción de Tesla fue negativa, ya que el anuncio llegó en un momento en el que la compañía empezaba a recuperarse tras una reciente caída en sus acciones. Después del lanzamiento de BYD, el valor de las acciones de Tesla se redujo en un 7%. Esta disminución no solo refleja la intensa competencia en el sector de vehículos eléctricos, sino que también ha generado sustanciales ganancias para los inversores que apostaron a la baja.
Según Fortune, los inversores en corto se beneficiaron con aproximadamente 16.000 millones de dólares tras la caída de Tesla. Las inversiones en corto, también conocidas como «ventas en corto», son una estrategia financiera en la que los inversores apuestan por la disminución del precio de las acciones. Esto implica pedir prestadas acciones, venderlas de inmediato y esperar a que su precio baje para recomprarlas a un costo menor, quedándose con la diferencia como ganancia.
Aunque esta práctica es legal y común en los mercados financieros, es controvertida porque permite beneficiarse del fracaso de una empresa. Los defensores argumentan que ayuda a mantener la eficiencia del mercado y a identificar problemas en las empresas, mientras que los críticos sostienen que puede intensificar las caídas de precios y perjudicar a aquellas que atraviesan dificultades.
De acuerdo con el Financial Times, las inversiones en corto en Tesla han aumentado un 16,3% en el último mes debido a las constantes caídas en su cotización, impulsadas por una disminución en las ventas globales y el descontento de inversores y clientes con Elon Musk por su papel en DOGE. Actualmente, estas inversiones representan el 2,6% del total de la compañía según datos del diario financiero.
«Tesla contaba con una marca muy sólida, y Elon ha logrado desmantelarla por completo. [Musk] se encuentra en el lado equivocado de su base de clientes. No son aquellos que compran Teslas con botas de vaquero», afirmaba Per Lekander, socio gerente del fondo de cobertura Clean Energy Transition y uno de los primeros en apostar en corto contra Tesla hace varios años.
La lucha de Elon Musk contra los vendedores en corto es bien conocida. Ha manifestado en múltiples ocasiones su rechazo hacia este tipo de inversiones, llegando a describirlas como «inmorales». Su hostilidad hacia los vendedores en corto no es un secreto; incluso ha declarado públicamente en su cuenta de X su intención de «aniquilar» a quienes apuestan en contra de Tesla.
Musk fundamenta su oposición a esta práctica en la creencia de que las ventas en corto pueden manipular artificialmente el precio de las acciones y perjudicar la reputación de empresas innovadoras como Tesla. En el pasado, ha criticado abiertamente a figuras prominentes como Bill Gates, llegando incluso a romper sus relaciones personales debido a que este mantenía posiciones cortas contra Tesla.