Ahora que la población se debate en medio de una crisis económica, política y social, la población en su mayoría trata de atender sus necesidades elementales con los pocos recursos de los que dispone. Mientras que gobernantes y políticos ávidos por llegar al poder no dan muestras de que las soluciones para tantos problemas llegarán a corto plazo. Pero las consecuencias de tan difícil situación son varias y en detrimento de sectores vulnerables.
Entre los asuntos de gran preocupación social está la violencia contra mujeres, que se debe a varios factores y sus consecuencias pueden ser traumáticas. Según entendidos en la materia, inicialmente cabe mencionar que la desigualdad entre hombres y mujeres origina violencia, la cual se acrecienta cuando falla el ordenamiento legal y se mantienen reglas sociales discriminatorias.
En Bolivia, donde el sistema judicial está en lamentable deterioro, por varios motivos, como su dependencia del poder político, la falta de capacidad e interés para una correcta aplicación de las leyes en los operadores, salvo excepciones, las cifras de atropellos contra mujeres son alarmantes, sin que sean establecidas medidas efectivas para brindarles la mejor protección.
Según expertos, en el caso de las mujeres, la violencia trae consecuencias físicas, mentales y emocionales, por trastornos como depresión, ansiedad, estrés postraumático, y otros. En cuanto a las causas más comunes para el surgimiento de la violencia, está la desigualdad de género y las normas sociales que hacen prevalecer la superioridad masculina y la dependencia femenina. Por otra parte, la pobreza, el desempleo y la falta de oportunidades económicas pueden atizar la violencia doméstica. También el uso de alcohol y drogas contribuye a la aparición de atropellos contra mujeres.
Por ello, el problema es complicado y empeora si faltan normas adecuadas y si las existentes no son aplicadas como se debe. Y se requiere educar para sensibilizar sobre los derechos de las mujeres y disminuir los casos de violencia. En consecuencia, es urgente modificar reglas culturales y sociales dañinas, así como fortalecer las leyes y políticas adecuadas, a fin de lograr la toma de conciencia sobre tan grave problema.
Por otra parte, las víctimas de violencia deberían contar con entidades de protección y ayuda inmediata. En otros países hay organizaciones y líneas de ayuda dedicadas a apoyar a mujeres en situaciones de violencia. Estos servicios pueden ofrecer asesoramiento, refugio, asistencia legal y apoyo emocional. También se debería contar con un plan de seguridad para situaciones de emergencia, el cual puede ser de efecto decisivo.
Es indudable que la violencia contra la mujer amerita medidas eficaces no solo para protegerlas, sino para evitar que los agresores reincidan o acaben matándolas, por las deficiencias del sistema judicial.