Hace unos días se supo que el directorio de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB) pretendía despedir a trabajadores de Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB), que está en la ciudad de Sucre. El ABNB es el repositorio de documentos históricos más importante de Bolivia y uno de los más importantes de Latinoamérica, donde se resguarda gran parte de la memoria escrita, en todo tipo de documentos (los cuales van desde la época colonial hasta la contemporánea). Desde su fundación, el 23 de julio de 1825, ha sido consultado por miles de investigadores, tanto nacionales como extranjeros, para sus trabajos e investigaciones, los cuales hoy conforman buena parte del acervo cultural de Bolivia.
Según una reciente nota publicada por el diario sucrense Correo del Sur, la FC-BCB comunicó a los jefes de Administración y Finanzas, de Unidad de Archivo y de Digitalización, Restauración y Biblioteca Pública que ya no formarían parte de la institución. Preocupó aquella decisión anunciada por la FC-BCB, pero sobre todo dio pie a todo tipo de sospechas, pues como el nepotismo y la incapacidad en instituciones públicas han sido algunas de las características del actual régimen, aquella decisión podía deberse a ese tipo de consideraciones. Sin embargo, ante la ola de críticas, la FC-BCB dio marcha atrás.
En países altamente institucionalizados, las entidades culturales del Estado están tuteladas por profesionales apartidistas y, sobre todo, altamente especializados y capacitados en sus respectivos campos, como ser la archivística, la catalogación de libros, la digitalización de documentos o la gestión cultural, entre otros. Sin embargo, la FC-BCB está hoy dominada por personas abiertamente afectas al MAS, y algunas de ellas no tienen ni formación académica en temas de gestión cultural ni experiencia en esta área. Aparte de esto, hay que recordar que hace poco uno de sus consejeros, Manuel Monroy Chazarreta, renunció luego de haber sido acusado de estupro, lo cual también da cuenta del nivel moral que existe en aquellos funcionarios pagados por todos los contribuyentes.
El presidente del consejo de la FC-BCB es Luis Oporto Ordóñez, quien mensualmente percibe 19.026 bolivianos, mientras que los consejeros (Guido Arze Mantilla, Susana Bejarano Auad, Jhonny Quino Choque, Roberto Aguilar Quisbert, Humberto Mancilla Plaza) ganan 17.716 bolivianos. El trabajo consiste en reunirse cuatro veces por mes con algunas reuniones extraordinarias, la mayoría de las cuales se realiza de manera virtual. Por tanto, un consejero gana alrededor de 4.500 bolivianos por jornada laboral, lo cual es escandaloso teniendo en cuenta la dura realidad que actualmente atraviesan miles de familias pobres, justamente esas que el socialismo dice defender.
La gestión de un archivo y biblioteca de la importancia del ABNB es un asunto que debe llamar la atención de gestores culturales, historiadores, escritores, periodistas y cientistas sociales. No puede ser confiada a incapaces y serviles que repartirán empleos a los afectos del régimen. Y tampoco es moral que ganen tanto dinero por tan poco trabajo. Por todo esto, urge fiscalizar la FC-BCB, en cuyas manos están muchos repositorios y museos bolivianos.
Urge fiscalizar a la FC-BCB
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