Resultaría muy extraño que una excelente escuela o instituto, excluya la presencia de los padres y madres, para que apoyen a sus hijos e hijas. Estudios realizados han demostrado que parte de la excelencia académica, en la formación de valores (la cual, insistimos siempre, no es exclusivo de la escuela) se debe a la presencia constante, participativa de padres y madres para ayudarles a lograr lo máximo.
Si bien es cierto que muchos padres y madres, se enfrascan en la complejidad de su centro de trabajo, donde en reiteradas ocasiones resulta necesario, quedarse unas “horitas” más, por el gran volumen de tarea o responsabilidades que hay que “sacar adelante”, ello no debe constituir una excusa, para no verse involucrado en actividades del centro escolar, que beneficien a sus hijos e hijas. La dificultad estriba en cómo apoyar o participar en la educación de nuestros hijos e hijas, bien de una forma directa o a la institución educativa.
¿Directa? Ayude desde la noche anterior, logrando que sus hijos empaquen sus mochilas, después de la culminación de la tarea, cuando usted le ha dado una “revisadita” a las respuestas. Limite que sus hijos vean la televisión, limitar significa que vean, prioricen algunos programas coherentes y razonables a la edad del niño o joven estudiante (desgraciadamente, seguimos adoleciendo de programas educativos, televisivos y pocos escritos).
¿Y en el caso que –sería increíble e inadmisible– no le hayan dejado tareas? Perfectamente puede inducirlos a que repasen las lecciones del día o lean un libro para divertirse, logrando con ello, que la lectura se convierta en un verdadero hábito diario.
Otra actividad, que clasifico como ayuda directa, es supervisar el progreso académico de nuestros hijos, no esperando “tranquilamente” a que le citen a una reunión de padres y madres a la escuela o, en el peor de los casos, que le envíen los boletines de calificaciones, para “conocer” cómo les va en la escuela a sus hijos.
La solución es sencilla: asista a la escuela, y contacte a los maestros en cualquier momento, para averiguar si sus hijos están cumpliendo con sus tareas. Y en el caso de cooperar con la institución educativa, ¿qué hacemos? Asistir a los eventos que cita la propia escuela, por ejemplo: funciones de teatro escolares.
Otra opción sería actuar como voluntario, en la propia escuela, por ejemplo: en el salón de clases, en la biblioteca, laboratorio de computadoras, o en el jardín de juegos. Los padres que pasan el día trabajando pueden ayudar en las tardes, haciendo llamadas telefónicas, enviando correos electrónicos, citando a otros padres de estudiantes con problemas.
Recuerde, ¡usted no tiene que hacerlo todo!, pero queda muy claro que los maestros aprecian a los padres y madres que demuestran a sus hijos que los trabajos escolares tienen valor. Y sus hijos tendrán más oportunidades de ser exitosos si usted y el maestro están de acuerdo sobre una estrategia de estudio para sus hijos.
El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.