El presidente ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Exportadores (Fedexpor), Felipe Ribadeneira Molestina, advirtió ayer que el nuevo arancel del 10% impuesto por Estados Unidos a los productos ecuatorianos representa una amenaza directa para sectores sensibles como el de las flores y el brócoli, que ya enfrentaban gravámenes previos. La medida, anunciada días antes por el presidente estadounidense Donald Trump, se aplicó desde el 5 de abril y despertó preocupación en el país.
FLORES Y BRÓCOLI
El problema con estos productos no es sólo el nuevo impuesto, sino el hecho de que se suma a aranceles que ya existían. En el caso del brócoli, Ecuador enfrentaba un arancel del 15% antes del anuncio de Trump. Ahora, con la nueva carga, la tarifa total asciende al 25%, generando una clara desventaja frente a competidores como México, que sigue ingresando a Estados Unidos sin aranceles gracias a sus acuerdos comerciales.
“El brócoli ecuatoriano está en una posición muy frágil, sobre todo frente a Guatemala y México, que tienen acuerdos que les permiten tarifas más bajas o incluso cero”, explicó Ribadeneira en una entrevista televisiva en Ecuavisa.
Las flores ecuatorianas, otro de los productos clave en las exportaciones no petroleras del país, tampoco están en mejor situación. Antes del anuncio de Trump, ya enfrentaban un arancel promedio del 6,8 %. Con la nueva medida, el porcentaje total sube a 16,8 %, impactando directamente a un sector que en 2024 vendió USD 333 millones sólo al mercado estadounidense.
Alejandro Martínez, presidente de Expoflores, explicó que la medida de EEUU corresponde a una sobretasa arancelaria del 10%, que se suma al arancel vigente en las flores. En el caso de Ecuador, el impuesto pasaría de 6,8% a 16,8%, mientras que Colombia pasaría de 0% a 10%. A pesar de esto, las condiciones de acceso al mercado se mantienen equilibradas en términos de competitividad, señaló.
SIN ACUERDO COMERCIAL
Lo de las flores y brócoli es solamente una muestra de cómo se puede ver amenazada la producción ecuatoriana con los aranceles dispuestos por Donald Trump.
La raíz estructural del problema está en la ausencia de un acuerdo comercial entre Ecuador y Estados Unidos, a diferencia de lo que ocurre con países vecinos como Colombia y Perú. Estos, al contar con tratados comerciales vigentes, mantienen el ingreso de sus productos agrícolas con arancel cero en muchos casos.
“Nos pasa factura no tener un acuerdo comercial”, insistió Ribadeneira, recordando que esta diferencia estructural limita seriamente la competitividad del país. Para el brócoli, por ejemplo, competir con México bajo estas condiciones resulta cuesta arriba. Y en el sector florícola, Colombia, su principal competidor regional, mantiene ventajas tarifarias claras.
La falta de un marco bilateral también impide al país acceder a mecanismos de resolución de controversias comerciales que permitirían renegociar o impugnar estas decisiones.
“En el gobierno de Alfredo Palacio perdimos la oportunidad de firmar un TLC”, expresó María Paz Jervis, presidenta del Comité Empresarial Ecuatoriano. “La política comercial debe responder a los intereses del país, no de particulares”, afirmó Jervis e insistió en que se necesita un TLC con EEUU.
BÚSQUEDA DE ALTERNATIVAS
Tanto Fedexpor como gremios sectoriales mantienen reuniones con representantes del Gobierno nacional para estructurar una propuesta formal que permita entablar diálogo con la administración estadounidense. El objetivo es lograr una exención temporal o definitiva de la medida, especialmente en productos como las flores, cuya demanda tiene picos estacionales que no pueden esperar meses de negociación.
Además, se exploran estrategias para diversificar mercados y reducir la dependencia del mercado estadounidense, que en el caso de las flores representa más del 40% del total exportado.
En paralelo, se mantiene contacto con actores del Congreso de EEUU y asociaciones de importadores que también resultarían afectados por el aumento de precios en el destino.
El nuevo escenario comercial impuesto por Estados Unidos deja en evidencia la vulnerabilidad de ciertos productos ecuatorianos altamente dependientes del mercado norteamericano. Mientras el camarón o el banano podrían aprovechar cierta ventaja frente a otros competidores más penalizados, el brócoli y las flores enfrentan el escenario más adverso, con incrementos arancelarios que amenazan su rentabilidad.
La situación reactivó el debate sobre la necesidad de retomar las gestiones para un acuerdo comercial con EEUU, que permita evitar este tipo de desventajas estructurales. De momento, lo urgente es frenar el impacto directo sobre sectores clave para la economía no petrolera del país.(El Diario Ecuador)