martes, septiembre 3, 2024
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Murió Mijaíl Gorvachov, el líder mundial que derribó al comunismo

Cuando se realizó un congreso mundial del comunismo, en uno de ellos, uno de los acompañantes de George Malenkov dijo. “Estas reuniones consolidan al partido para que gobierne al mundo por la eternidad”. Semejante pretensión no duró mucho si se toma en cuenta las múltiples oportunidades en que el comunismo se vio debilitado, dividido y hasta en peligro de periclitar; pero, salió airoso porque seguramente la historia iba a probar que la “eternidad pregonada” no duraría. Hace dos días, murió el líder indiscutible; Mijaíl Gorvachov, el hombre que supo amar a su país, a su partido y a quienes lo conocían y acompañaban; un hombre que supo de las grandezas que puede haber en la política partidista cuando se la practica para amar y servir o, lo contrario, para servirse de ella en provechos mezquinos y que cumplan intereses creados ajenos al bien del país; pero, no ocurrió tal porque Gorvachov fue hombre político para su país y para el mundo, hombre que sabía de servir, conducir y honrar lo bueno que podía hacerse. Prácticamente, desde el 15 de marzo de 1990 dirigió el gobierno de su país tratando de mantenerlo en equilibrio frente a las miserias e intereses creados de políticas que no sabían de bien común y menos de amor al país, al mundo y a sus habitantes para consolidar lo bueno que se podía hacer; pensó que el comunismo era el medio o la medida para servir, pero, convencido de su equívoco, intentó que se rectifique, se corrijan conductas, se dirija con eficiencia, equidad, honestidad y responsabilidad lo que “se había puesto en sus manos y se derivó a los pies y mucho salió mal y era preciso corregir”. Trató de enmendar lo malo, corregir y mejorar todo en bien de políticas que sirvan a la humanidad.
Organizó, dirigió, manejó y orientó a su partido; cuando vio imposibles de realizar, pidió alejarse y no le aceptaron hasta que al final, igualmente se propuso salir por las puertas de la corrección y la honestidad: renunció. Reuniones internacionales contaron con su presencia y sus orientaciones, sus críticas y su vocación por la paz y armonía para su nación y para todo el mundo. Fue honrado y querido por muchas naciones y organizaciones políticas, económicas, culturales y de toda naturaleza; no le arredraron las dificultades porque decía que “ellas son para probar que es posible corregirlas” y hacía lo que creía que se debía, porque “¿para qué practicar la política sino es para enmendar lo malo y corregir la propia conducta?” Su larga “hoja de vida” muestra lo mucho que fue y lo mucho que le debe el mundo. Su vocación por la paz y armonía entre hombres, pueblos, naciones y países eran notables porque “amar y sentir lo amado es lo que cuenta” decía en sus ratos de solaz y tranquilidad. Recibió el Premio Nobel de la Paz el año 1990. Honores, distinciones y homenajes decía que lo honraban y esperaba “honrar en ello a todos, porque todos son honra de la humanidad”.
Él no buscaba la desaparición de su partido; pero, quería que haya cambios en la política, en el manejo de la economía y en todo lo que haría bien; seguramente no logró éxito en ese propósito y, con la aquiescencia de su propio partido, renunció y decidió que era mejor el cambio total y por su propio peso cayó su partido que, finalmente a fines de l991 se mostró que el comunismo terminó luego de años de “haber dominado y dirigido a un mundo que no quiso ni pudo caminar debidamente” decía ya en su lecho de enfermo.
En agosto de l988, estuve en la URSS y pude comprobar que había cariño y respeto por Gorvachov por parte de su pueblo; muchos de sus adherentes decían admirarlo y considerarlo porque buscaba el bien. Podía, como todo ser humano, tener serios y graves problemas –inclusive en su hogar— pero “esperaba ser comprendido y perdonado”. Concluida su vida con 91 años, habrá quienes lo vilipendien, otros lo quieran y seguramente muchos lo desprecien y odien; muchos lo admiren y respeten; pero, resumido todo ello, puede decirse que tuvo en vida mucho de lo que él mismo sembró y que deja como legado a su país y a su familia.
A meses de haber caído tan estrepitosamente el comunismo, no faltaron los intereses creados y las conveniencias de los que buscan nuevos réditos, nuevas formas de hacerse de poder y son aquellos que reclamaron “por el partido y hasta juzgaron mal a Gorvachov, endilgándole que él había propiciado su caída y atribuyéndole faltas que no correspondían”. Pasado más tiempo, surgen las intenciones de “recomponer el partido, darle su antiguo prestigio y mostrarlo al mundo como importante para el ser humano”; pero la mayoría de la población mundial rechaza cualquier posibilidad de retorno, especialmente si se trata de antiguas estructuras que, en primer lugar, estarían muy lejanas de convencer al mismo Gorvachov. Hay corrientes de izquierda que aún creen en el socialismo comunista y el mundo las rechaza porque no cree; así también posiciones recalcitrantes que, impelidas por intereses buscan rehacer poderes y posiciones especialmente porque ya nadie “cree en un partido obsoleto” como aseguran quienes saben de las andanzas del comunismo y lo mal que hizo en su intención de “gobernar por toda la eternidad”. Hoy, fallecido Mijaíl Gorvachov, ¿qué harán los resabios del comunismo que dicen sobrevivirá? Esta es pregunta que, al menos de momento, no tiene respuesta, especialmente para países del Cuarto y Tercer Mundos que esperan “milagros que nunca se cumplirán” según el sentir de la población mundial; pero, seguirán las demandas y reclamos de los que “aún creen en las lindezas del partido”. Muerto Gorvachov, queda su recuerdo y memoria de un tiempo en que él, con vocación de servicio, supo amar y honrar.

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