Las tres primeras ministras del Reino Unido han sido conservadoras. La primera fue Margaret Thatcher, cuando fue elegida en 1979. Sirvió durante más de 11 años, lo que la convirtió en la séptima primera ministra con más tiempo en el cargo en la historia británica, y la más larga del Siglo XX. Mrs. Thatcher murió en 2013, a los 87 años.
La segunda mujer primera ministra fue Theresa May, quien sucedió a David Cameron en julio de 2016, después de que renunció a raíz de la votación para abandonar la Unión Europea.
Mrs. May convocó a elecciones generales anticipadas en abril del 2017 y que resultaron ser un desastre, tanto para ella como para el partido conservador, ya que perdió su mayoría parlamentaria.
La tercera primera ministra es Liz Truss, fue elegida el 5 de septiembre. Su elección fue gracias a que el actual primer ministro Boris Johnson renunciará en los próximos días a su cargo, luego de una serie de escándalos que atraparon a su gobierno en el famoso caso de “Partygate” (las fiestas a las que, durante el confinamiento, asistió personal cercano al gobierno), cuando toda la ciudadanía se encontraba por orden pública, debido a la pandemia de Coronavirus.
Desde el Siglo XX, 13 mujeres han llegado al cargo político más importante en América Latina y el Caribe. Algunas fueron elegidas democráticamente o designadas de manera interina y otras como herederas de sus esposos.
Es interesante y preocupante conocer que ninguna mujer, en ningún tiempo, fue elegida presidenta de los Estados Unidos. Es posible que el sexismo juega un papel que los conduce a esta conclusión. pero las influencias sociales son problemas dañinos, son enfermedades difíciles de curar, aún más difíciles de diagnosticar, especialmente en nuestro país.
Lastimosamente América Latina está a punto de volver a una situación en la que, desde más de una década, todos los países de la región estarán en muy poco tiempo presididos por hombres. El peso de los estereotipos y el sexismo en los medios condicionan una cobertura de las mujeres asociadas en temas domésticos, más que laborales, por atributos emocionales o físicos más que intelectuales.
El continente europeo es el que tiene el mayor número de mujeres que gobiernan como jefes de estado, hay cuatro presidentas, tres primeras ministras y también hay dos reinas consideradas como cabezas de su nación.
Flavia Freidenberg, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, afirma que en la región se debe trabajar más para garantizar la igualdad de ejercicio y liderazgo político de las mujeres latinoamericanas.
El concepto de democracia de nuestro país sólo tendrá un significado verdadero y dinámico cuando las políticas y la legislación nacional sean decididas conjuntamente por hombres y mujeres, y se preste una atención equitativa a los intereses y las aptitudes de las dos mitades de la población.
Londres Inglaterra.