jueves, septiembre 5, 2024
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El estatismo totalitario

Una de las definiciones más sencillas considera al Estado como la sociedad política y jurídicamente organizada y que tiene como finalidad el bien común, es decir de todos los habitantes. En las sociedades atrasadas por falta de recursos y los malos gobiernos, la mayoría de la población carece de empleo digno, asistencia social, servicios y otras carencias.
Las ideas sobre cómo hacer realidad la finalidad del Estado, han derivado en dos líneas filosóficas, ambas originadas en la antigua Grecia, el colectivismo de Platón y el individualismo de Aristóteles, de ahí se han construido las corrientes del liberalismo democrático y el estatismo socialista y fascista.
En resumen, decimos que el liberalismo democrático sostiene que el Estado está al servicio del individuo y debe respetar sus derechos y propiedad privada, y para el socialismo, fascismo y sus variantes el individuo debe estar al servicio del Estado. Precisamente Mussolini, en su concepción del Estado-corporativo Fascista, sentenció: “Todo en el Estado nada fuera del Estado”, dando lugar al “estatismo” moderno, aunque los comunistas de la ex URSS ya lo habían implantado en Rusia, pues ambas corrientes son primo-hermanas.
La concentración del poder en una persona es una característica del totalitarismo, así Mussolini, Stalin, Hitler, Franco etc., se convirtieron en caudillos-Estado, con mucho parecido a las monarquías del pasado, que se resumen en la frase de Luis XIV: “El Estado soy yo”. El estatismo totalitario socialista-comunista, al restringir las libertades ciudadanas, suprimir la propiedad privada, determinó el sistema secante de vida que se vino abajo en 1989 en Europa del Este y la ex Unión Soviética.
El estatismo ha sido también adoptado por el populismo, como un mecanismo de control de la actividad económica y social, y vuelca importantes recursos económicos en el sector público, convertido en hacedor de empresas deficitarias, costosas e improductivas, con marcados índices de corrupción, la mayoría, que hacen competencia desleal al emprendimiento privado, que paga impuestos y está bajo la mira constante del gobierno. Los emprendimientos gubernamentales con recursos públicos que debieran ser destinados a salud y otros servicios fundamentales, acaban en el fracaso, salvo alguna excepción.
En nuestro país, en los más de tres lustros de gobierno del régimen populista, se ha distraído importantes recursos originados en los altos precios de las materias primas en el mundo, en obras elefantiásicas, empresas públicas de escaso rendimiento y elevado costo, es decir un “despilfarro” que no aprovechó la coyuntura histórica de buenos ingresos para el Tesoro Público, para ahora seguir siendo el país más pobre de Sud América.
Persiste la política de asignar más recursos a las empresas públicas, pues el Ministro de Desarrollo Productivo y Economía Plural, declaró hace poco que el gobierno destinará 2.076 millones de bolivianos para la creación de nuevas empresas públicas. Cabe hacer notar que, para esta gestión, el presupuesto en salarios para 37 empresas estatales es de 2.390 millones de bolivianos, que triplica la destinada en 2010. Sin embargo, según un informe de una Oficina Técnica para el Fortalecimiento de las Empresas Públicas en 2019, nueve empresas públicas, acumularon una pérdida de 475.26 millones de bolivianos hasta ese año y seguramente ese monto es más elevado debido a la pandemia del Covid-19. La lista de empresas públicas deficitarias es larga.
Precisamente el derrumbe estrepitoso del socialismo-comunismo de Europa en 1989, el fracaso del socialismo en Venezuela, que fuera el país más rico hasta la llegada de los populistas-socialistas al poder; del socialismo cubano que tuvo que abrir su economía al odiado capitalismo y permitir el emprendimiento privado en varias actividades de servicios, y otros países bajo regímenes socialistas, se debe al estatismo totalitario que acaba siempre en la pobreza generalizada, la migración de millones de ciudadanos y el sometimiento a dictaduras violatorias de los Derechos Humanos.
El gran Franz Tamayo sentenció: “A título de mayoría, el partido de gobierno comienza por devorar a la Nación para acabar a su turno devorado por su jefe, el hombre de acción, ello es posible solamente gracias a que el patrimonio de todos que es el poder y el dinero público, es puesto al servicio de la criminal empresa”.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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