El Banco Mundial y la cuestión agraria

Al parecer, visiblemente preocupado por los problemas alimentarios que enfrenta Bolivia en el sector agropecuario, el Banco Mundial, ha enviado de visita al gobierno boliviano, a su vicepresidente para América Latina y el Caribe, Carlos Jaramillo, a fin de hacerle conocer su interés enfocado en el objetivo de mejorar la productividad de las regiones tradicionales y dar apoyo a las comunidades más pequeñas y empobrecidas.
La autoridad internacional se refirió, entre otros, al interés del BM “de combinar el esfuerzo en las zonas rurales con riego tecnificado”, electrificación de las regiones más apartadas, utilizando la energía renovable por conservar el medio ambiente. Así mismo, se refirió a dar especial interés a zonas amazónicas y mejorar los ingresos para la sostenibilidad de la población, sin dañar a la madre naturaleza, guardando los boques. Ante tales sugerencias, el presidente boliviano expresó que su gobierno está haciendo numerosas inversiones en el área rural.
Carlos Jaramillo llegó en momentos en que el mercado de consumo en el país ha dejado de ser abastecido con producción agropecuaria nacional y cuando el contrabando de alimentos ha permitido alguna normalidad de precios y evitado escasez que pudo originar un estado de hambre y, en particular, es causa de que la inflación sea “una de las más bajas del mundo”.
En todo caso, el Banco Mundial, además de referirse al área rural boliviana, ha expresado también su preocupación por la crisis mundial de alimentos, debido a la invasión rusa a Ucrania, país agrícola que dejó de producir y exportar grandes cantidades de alimentos no-transgénicos a Europa, lo que ha precipitado una elevación de precios. No dejan de acentuar esa preocupación las crisis agrarias internas de algunos países, como Bolivia, y los efectos de la pandemia del Covid-19 que se reactiva en países como China.