viernes, julio 26, 2024
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Privatizar el diésel

Bolivia gasta en importación de diésel la suma de 1.067 millones de dólares según datos del INE, pero podría autoabastecerse si existiera voluntad política. Días atrás, el empresario Xavier Iturralde, CEO de Oxsa S.R.L, que forma parte de Bolivian Industrial Technology (BIT), nos presentó un proyecto para producir diésel circular sobre la base de residuos de aceite usado de motor, llantas usadas y plástico, mediante un proceso de pirólisis mejorada, con el apoyo de un catalizador de patente propia para obtener un diésel sintético de alta calidad que puede ser usado en vehículos. Se pretendía instalar su proyecto en El Alto con una planta que produciría 5.000 litros diarios, con la proyección de expandir la capacidad a plantas de 35.000 litros a 224.000 litros diarios de diésel, pero vanos fueron los esfuerzos del empresario cuando se enfrentó a la burocracia boliviana, con reuniones por aquí, reuniones por allá, con autoridades de los Ministerio de Hidrocarburos, Medio Ambiente, Autonomías, representantes de YPFB, ANH, etc., etc., con quienes después de más de un año y medio no se llegó a algún acuerdo concreto para obtener autorización. Permiso para ser libre de producir.
Esta actitud negativa, llevó a Iturralde a visitar Paraguay, no pasó ni un mes y ya está aprobado el proyecto, por tal motivo, la planta será exportada al país vecino, porque las facilidades para el sector privado son notorias, empezando por el aspecto impositivo, las bajas alícuotas tributarias y la posibilidad de pagar impuestos después de una década de iniciadas las operaciones. Ello permite a cualquier empresario despegar de buena manera y robustecerse para que exista facilidad en el momento de pagar impuestos. No podemos competir con Paraguay en el momento de atraer inversiones nacionales o extranjeras, porque vivimos en un infierno fiscal.
Con este proyecto se tiene intenciones de operar en Chile, Brasil, Guatemala y Estados Unidos. Porque en estos países existe una mayor capacidad de libre mercado en materia de hidrocarburos; mientras que en Bolivia, hay un estatismo que permite que algunos empresarios y políticos se beneficien de las prohibiciones, normas estrictas para los intrusos, libertinaje para los amigotes. A estos conservadores del statuo quo no les conviene la competencia, mientras sigan enriqueciéndose a costa de una burocracia, que no permite el nacimiento de nuevas iniciativas, más bien imponen más barreras y trabas para no perder el negocio.
Se tenía planeado implementar 25 plantas industriales en el país con ese diésel amigable con el medioambiente, sustentable, que generaría trabajo directo e indirecto, pero no ocurrirá porque no conviene al mercantilismo. Así grandes sectores del país son perjudicados, no sólo los contribuyentes que subvencionan la importación de diésel, los empresarios industriales, el transporte pesado, gremiales hasta las grandes masas de la clase media y pobre que ahorrarían por los precios de los productos, por tener un diésel nacional, combustible y sangre que recorre la maquinaria del aparato productivo nacional.
Es hora de devolver la responsabilidad a los ciudadanos, que los bolivianos generen su propio combustible para mover sus camiones, tractores y flotas, vehículos del pueblo, sin necesidad de pagar altos impuestos para las subvenciones. Basta de políticos y empresarios que se llenan los bolsillos con normas que los protegen de la competencia, detengamos la fuga de cerebros bolivianos, no sigamos con un país inviable para nosotros mismos.
Es hora de privatizar el oro negro, transitar hacia un país de emprendedores y propietarios, los bolivianos necesitamos un capitalismo para todos, alejando al gobierno de la empresa privada, eliminamos a los parásitos que nada producen, pero mandan sobre los productores, es hora de libertad económica.

 

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