domingo, septiembre 1, 2024
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Sequía, escasez y alza de precios

Como dice la sentencia oriental “sobre mojado, llovido”. Detrás de los problemas que ha provocado el anuncio de postergación del censo hasta el año 2024, como movimientos populares de masas, bloqueos, enfrentamientos y otras manifestaciones públicas, ahora amenaza al país una sequía que podría dejar a las ciudades y el campo, sin el necesario abastecimiento de agua.
El asunto es muy alarmante, pues desde hace quince meses, en las regiones agrícolas del país faltan las lluvias y, en cambio, hay olas de calor. En los últimos meses del año pasado casi no hubo lluvias, igual que a principios del presente. Este año las precipitaciones pluviales fueron mínimas o no se registraron en algunas zonas y se están secando las lagunas que proveen agua a las ciudades.
Las nevadas de invierno no se han producido. Lo único que puede aliviar ese pesimismo, es que en noviembre y diciembre lleguen las lluvias, pero algunos organismos técnicos han pronosticado que no lloverá y si lo hace, ya es tarde para la agricultura andina y en valles.
Esa probabilidad de una sequía de magnitud, no es extraña en el país. Grandes desastres de esa naturaleza se produjeron en forma cíclica varias veces, como en 1800 o 1879, así como en 1905, fenómenos que derivaron en escasez de alimentos, hambre, epidemias y desgracias nacionales.
A todas esas catástrofes se debe sumar la crisis mundial de alimentos, ya que muchos países productores han paralizado las exportaciones y están subiendo los precios. La invasión rusa a Ucrania ha empeorado ese grave estado de cosas.
En Bolivia se debe tomar en cuenta el abandono de la agricultura de alimentos por parte de miles de familias campesinas, la sustitución de cultivos de productos alimenticios por cultivos de coca, la duplicación de las áreas de soya y otros para la exportación.
Por otro lado, se considera que el Estado Plurinacional carece de divisas para importar alimentos que tienen mayor precio, y en algunos casos son escasos. A la vez, se observa el abandono de miles de hectáreas de la agricultura nacional que, si estuvieran siendo trabajadas, podrían abastecer a la población con grandes cantidades de trigo, papa, maíz, carne, fruta, granos y otros alimentos.
Finalmente, se debe citar que las autoridades respectivas no han percibido hasta el momento el peligro que amenaza al país.

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