martes, julio 16, 2024
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No destruyamos el país heredado

“El futuro pertenece a los que miran lejos. Tanto Henry Ford como Thomas Edison miraban lejos. Ford no veía solamente un automóvil en ese galpón de Dearborn. Veía un mundo sobre ruedas. Y esto se ha realizado. Edison no veía solamente una bombita de luz eléctrica en ese laboratorio. Veía un mundo iluminado. Y ha sucedido”, escribieron, en la década del 50, del siglo pasado, dos intelectuales, comprometidos con la libertad (1).
Nosotros deberíamos mirar lejos, en la búsqueda de un futuro promisorio. Pensando, básicamente, en el engrandecimiento nacional. Hecho que redundaría por el bienestar de nuestros hijos y nietos. En consecuencia: no destruyamos el país que nos legaron los mayores. Construyamos nuestro destino sobre ese cimiento. Lo cierto es que destruir es fácil, pero construir es difícil. Ni en tiempos de bonanza económica se pudo lograr este último objetivo. Intentemos flexibilizar posiciones antagónicas, deponiendo el “enguerrillamiento”, a fin de proyectar un venidero constructivo. Recuperemos la humildad, para viabilizar el entendimiento. Es una lástima que algunos sectores crean que solamente los “enviados”, o aquellos involucrados en la devastación del país, podrían poner en orden todo lo destruido. Pensar así es increíble, por Dios.
En toco caso deberíamos aunar voluntades, por el bien común. “Todo espera en Bolivia la hora en que los bolivianos se dispongan a trabajar sin odios y con patriotismo; a forjar la grandeza de la Patria y a conquistar su justicia. Cuando pongamos en servicio de Bolivia, disciplinadamente, la mente para servirla, el corazón para amarla y el cuerpo, para defenderla, vendrán días mejores, que los pobres miopes de una realidad enferma no pueden esperar”, sostuvo, hace aproximadamente 77 años, un conocido político boliviano (2).
Bolivia ha sido construida, como bien reitera la memoria histórica, con mucho sacrificio, que conlleva caídas y levantadas. Que no sea la mano intrusa, que quiera empujarla al precipicio. Que no sean los oportunistas, quienes quieran sacar réditos. Que no sea el cálculo político, que provoque la ruina. Que no sea el apetito personal, que frustre el desarrollo nacional. Reflexionemos en el momento de tomar decisiones. Evitemos echar más leña al fuego.
Bolivia ha sido construida, gracias al esfuerzo, inagotable, de civiles y militares. No solamente se advierte, en este indeleble afán, el concurso de quienes creyeron en la democracia, sino también de aquellos que representaron a la dictadura. Los unos y los otros dejaron sus contribuciones, pequeñas o significativas. Es algo incuestionable, obviamente. No fue construida por un solo partido, sino por muchos. Por el conjunto nacional, en particular. Se ve, asimismo, el sello de dignatarios de Estado, oriundos de diferentes regiones del país, quienes gobernaron dando prioridad, sobre todas las diferencias político – ideológicas, a la unidad nacional. Cada quien querrá, ahora, reivindicarse, ante la historia y los hombres. Es asunto de ellos.
En suma: el enfrentamiento no genera esperanzas, sino desencuentros y frustraciones. Todos pongámonos a trabajar por la Nueva Bolivia, que tanto anhelamos, pero en unidad nacional.

NOTAS
(1) Paul Campbell – Peter Howard: “América necesita una ideología”. Talleres Gráficos de Guillermo Kraft Ltda., Buenos Aires – Argentina, 1957. Págs. 172 y 173.
(2) Mario A. Gutiérrez Pacheco: “Verbo y espíritu de Unzaga”. Editorial Cajías, La Paz – Bolivia, 1968. Pág. 45.

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