El equipo a cargo de la misión de la NASA Artemis I, que tiene como objetivo preparar el camino para la exploración lunar, dio luz verde al lanzamiento desde el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (Florida) luego de revisar los últimos datos.
“Revisamos la configuración de nuestro vehículo desde la parte superior de la nave espacial hasta la parte inferior del cohete, incluidos el sistema de terminación de vuelo y las baterías que ya reiniciamos”, dijo Jim Free, administrador asociado de la NASA para el desarrollo de sistemas de exploración.
Los responsables de la misión aseguraron que se solventaron definitivamente una serie de problemas derivados del paso del huracán Nicole por Cabo Cañaveral la semana pasada, que obligó a retrasar el intento de lanzamiento anterior.
Inicialmente el equipo de sellado del sistema para abortar un lanzamiento quedó suelto a causa del embate de los vientos de Nicole sobre la plataforma del centro espacial desde donde despegó el enorme y costoso cohete SLS con la cápsula Orion en la punta.
Según el blog de la misión, los ingenieros examinaron detalladamente “la masilla en una costura entre una ojiva en el sistema de aborto de lanzamiento de (la nave) Orion y el adaptador del módulo de tripulación y los riesgos potenciales si se desprendiera durante el lanzamiento.
Los ingenieros determinaron que “existe una baja probabilidad de que, si se desprende material adicional, represente un riesgo crítico para el vuelo”, indicó la agencia espacial estadounidense.
El objetivo de esta misión no tripulada es poner a prueba las capacidades del cohete SLS y de la nave Orión antes de un viaje tripulado previsto, en principio, para 2024.
El cohete SLS, con una altura superior a un edificio de 30 plantas costó a la NASA unos 4.000 millones de dólares.
La NASA tuvo que retrasar cuatro veces la partida de la misión, dos por razones técnicas y otras dos por causas meteorológicas.
El objetivo general del programa Artemis de la NASA es devolver a los humanos a la luna por primera vez en medio siglo y la misión Artemis I, que se espera que sea la primera de muchas, sentará las bases, probando el cohete y la nave espacial y todos sus subsistemas para garantizar que sean lo suficientemente seguros para que los astronautas vuelen a la luna y regresen.
Cincuenta años después de la última misión Apolo, este vuelo de prueba no tripulado, que sobrevolará la Luna sin aterrizar en su superficie, busca confirmar si el vehículo es seguro para una futura tripulación.
Se espera que este mismo cohete lleve a la Luna a la primera mujer y a la primera persona negra.
La cápsula Orion será impulsada por dos propulsores y cuatro potentes motores debajo de la sección principal, los cuales se separarán apenas unos minutos más tarde. Luego del último envión desde el tramo superior, la cápsula estará camino a la Luna, a la que tardará varios días en llegar.
Allí se colocará en una órbita distante, aventurándose incluso a posicionarse hasta 64.000 km detrás de la Luna, más lejos que lo efectuado por cualquier otra nave espacial tripulada a la fecha.
Luego la cápsula iniciará su retorno a la Tierra. Su escudo térmico, el más grande jamás construido, tendrá que soportar una temperatura equivalente a la de la mitad de la superficie del Sol cuando atraviese la atmósfera.
La misión durará un total de 25 días y medio, con amerizaje en el Pacífico el 11 de diciembre. (Infobae)