sábado, julio 27, 2024

LA HIPÓTESIS

RECORDEMOS QUE…

 

Una hipótesis es una respuesta sugerida, una suposición, elaborada sobre la base de hechos presentes en la situación original donde el problema surgió. Puede haber varias hipótesis para resolver un mismo problema, y la primera suele aparecer en forma espontánea en la mente y posteriormente otras que complementan o son diversas a la primera.

 

Debe considerarse tres fuentes principales para explicar el origen de la hipótesis:

 

Experiencias pasadas individuales específicas

 

Esto es  cierto tanto en sentido negativo ( quien no aprendió a dividir, difícilmente podrá resolver un problema práctico matemático), como en sentido positivo (cuanto más experiencia y conocimientos tiene alguien sobre un área determinada, más se puede esperar de él  la fluidez y eficiencia para resolver problemas en dicha área). Según Thorndicke, en primer lugar hay que tener presente que no siempre tener conocimientos implica saber usarlos, o sea, habilidad para saber seleccionar, relacionar y organizar el saber en función de la resolución de un problema. En tal  sentido debe distinguirse el aprendizaje significativo del aprendizaje repetitivo. El primero permite la posibilidad de transferir lo aprendido a nuevas situaciones. Además, en segundo lugar, la forma en la que se adquirió el conocimiento influye sobre la aptitud para aplicarlos en la resolución de problemas.

 

Maduración individual y habilidad intelectual

 

Madurez intelectual y riqueza de información corren paralelas, pero además de la experiencia se requiere una facilidad para aprender relaciones entre conceptos y objetos. Según Torrence, todos tenemos en grado variable un poco de pensamiento divergente y de pensamiento convergente. El primero es la capacidad de percibir lagunas, usar caminos diferentes para resolver un problema apelando a recursos propios. El segundo, implica resolver problemas usando recetas que se le han enseñado o que obedecen a la tradición. El pensamiento divergente es una capacidad innata, cuyo desarrollo es inhibido por la educación sistematizada.

 

Factores que la misma dinámica de la situación problemática engendra

 

De forma que ante una porción de la realidad evidente, resulta siempre apelar al conocimiento formal para encontrar la posible o posibles respuestas.

 

Una vez planteado y examinado un problema o un sistema problémico, se busca su solución a no ser que se demuestre su irresolubilidad. Algunos problemas de la ciencia fática, se resuelven dirigiendo las preguntas del mundo, lo cual significa que se resuelven organizando experiencias científicas, observaciones, mediciones, experimentos; mientras que otros se resuelven a través de la formulación de teorías contrastables con la realidad. En otras palabras, un problema fático cualquiera, necesariamente dará lugar a una conjetura o a una experiencia, o a ambas. Tampoco se debe olvidar que las experiencias científicas, no suceden en el vacío; se proyectan con ideas determinadas y se interpretan con la ayuda de teorías; incluso las experiencias científicas más simples, como la mera recolección de datos, suponen teorías con tanta profundidad y precisión como lo son los datos que se buscan, de ahí que cualquier cosa que no esté sustentada al menos por una sólida teoría, queda en el campo de la palabrería o  charlatanería. En definitiva, no existe problema científico que se resuelva precipitándose sin más hacía el laboratorio; por lo que es necesario, antes de proceder al estudio de la experimentación científica, examinar las ideas científicas contrastadas por la experiencia; estás ideas, no son otra cosa que las conjeturas denominadas hipótesis. Las hipótesis elevadas a las leyes y esos sistemas de leyes denominados Teorías.

 

En síntesis, podemos decir que una fórmula es una hipótesis factual si y solo si se refiere inmediata o mediatamente a hechos no sujetos a experiencias o, en general, no sometibles a la misma, y es corregible a la vista de un nuevo conocimiento.

 

Las hipótesis factuales, ya que son proposiciones, pueden contraponerse a proposiciones de otra clase, como por ejemplo a proposiciones empíricas particulares, conocidas también como datos; o sea, elementos de información. Un dato, no es una hipótesis, cualquier hipótesis va más allá de la evidencia que intenta explicar, esto debido a que su contenido es mucho más profundo y de mayor alcance que el de las proposiciones empíricas cubiertas por ellas.

 

Otra característica que vale la pena  mencionar es que por no referir directamente a experiencias singulares, las hipótesis no pueden quedar establecidas por una sola experiencia; esto se debe a que los datos sueltos no pueden establecer hipótesis, solo las pueden refutar.

 

Por otra parte, la condición de rectificabilidad de la definición, es absolutamente necesaria, ya que permite distinguir la diferencia entre hipótesis y proposiciones de otras clases. El eje sobre el cual gira toda la actividad cognoscitiva del ser humano son las hipótesis y no los datos. Estos últimos se acumulan para ser utilizados como evidencia a favor o en contra de las hipótesis, y hasta la simple recolección de datos presupone un núcleo de hipótesis; en ningún caso, científico por su puesto, se procede a la obtención de información sin saber qué tipo de información se obtendrá y de qué naturaleza, con qué profundidad, con qué medios, etc.

 

Es con bastante frecuencia que se ignora el papel central de la hipótesis en la ciencia debido, en gran medida, a que en el lenguaje común el término es más bien utilizado en forma peyorativa, como si se tratase de una suposición carente de fundamento y contrastación, como una conjetura dudosa y probablemente falsa que no tiene lugar ni cabida en el proceso de la ciencia; esta deplorable apreciación y concepto de hipótesis, adquiere su más crítico extremo cuando algunas personas hacen uso y abuso de ella. Aventurándose aún a sabiendas que su contrastación habrá de ser poco menos que imposible.

 

Nos pasamos construyendo hipótesis todos los días de nuestra vida; aún en aquellas ocasiones en las que obramos inconscientemente, lo hacemos en base a ciertas hipótesis tácticamente aceptadas, o sea en base a presuposiciones. Toda actividad implica supuestos que trascienden nuestra información en la medida en que se trata de una actividad racional, esto es , de una actividad realizada con la ayuda del conocimiento o construida por reflejos condicionados que llevan a determinados fines conscientes y previamente fijados. En ningún momento percibimos más que una reducida porción del campo, temporal y espacialmente hablando, en el que se desarrollan nuestras actividades, la mayor de ese campo, aunque existente en sí, se construye hipotéticamente aún cuando sea esbozo, en la medida en la cual tenemos que entenderla o dominarla. Y, por último, ya que el mundo no está dado para nosotros exclusivamente, tenemos que utilizar hipótesis en alguna medida.

 

La hipótesis, elementos imprescindibles de la acción racional, son mucho más importantes y necesarias en la concepción racional de la realidad, o sea, en la ciencia y en su modificación racional, la Tecnología. La sensibilidad es el requisito animal o precientífico del pensamiento  sobre la realidad; en este escenario, concebir la realidad, la que nos rodea, no es más que formular hipótesis acerca de ella. El hecho de que la mayoría de las hipótesis científicas se formulen de manera categórica no debería confundirnos.

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