martes, septiembre 3, 2024
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Retomando el cauce de la conflictividad

El país retoma su cauce de siempre: la conflictividad. Se creía que iba a imponerse la cordura y el entendimiento, en la gestión que se ha iniciado. Que el debate civilizado, en unidad nacional, orientaría la búsqueda de mejores días, por el bien común. Pero el cálculo político, cuándo no, divide a la población y resta, para el colmo de males, los esfuerzos que hubieran contribuido a construir un mundo mejor. Anula la voluntad política de servicio a la Patria y prioriza intereses particulares. Parece que el 2023, cuyo primer mes ya se fue, será igual que el 2022, problemático e infructuoso, desfavorable.
Las tendencias políticas, representadas por oficialistas y opositores, marcaron actitudes irreconciliables, que deterioraron la convivencia democrática y el Estado de Derecho, cuya recuperación, en memorables jornadas, data de hace más o menos cuarenta años. Aquellas acciones irreflexivas no pasaron inadvertidas, sino que están registradas en la historia Patria. Y debidamente inscritas en la memoria popular. Nadie podrá olvidar tales hechos.
El país está al borde de la confrontación interna. Parece que la obstinación, desgraciadamente, pretende arrastrar a los bolivianos a ese despropósito. Sin tomar en cuenta temas tan sensibles, como la deuda externa, que bordea los 19.192,41 millones de dólares (1). Sin tomar en cuenta, asimismo, que los ingresos, ya no son de la época del boom gasífero. Que el desempleo continúa afligiendo a las personas de escasos recursos económicos. Que “el sector informal ocupa el 80% de la actividad económica en el país; la gente desocupada se suma a esta corriente para sobrevivir” (2). Y lo hace en condiciones adversas. Los únicos que poseen solvencia económica, en la presente coyuntura, son los que practican la política, a tiempo completo. Que medran a costa del Estado. Disponen de buena mesa, para alimentarse debidamente. ¡Y los pobres pasan las de Caín! Esa es la realidad.
La región también está convulsionada. Derechistas e izquierdistas miden fuerzas, en la arena de las lides políticas. Y se acusan mutuamente. Pugnan por capturar el Poder, para sus fines político – ideológicos, poniendo en riesgo, implícitamente, la integridad física de las personas. Parece que la vida, para ellos, no tuviera ninguna significación. Utilizan a gente como “carne de cañón”. En cuanto haya mayor derramamiento de sangre, más tienen la ocasión para enarbolar sus postulados. Para “vender mentiras”, de manera inescrupulosa, en democracia.
Dicha convulsión amenaza la coexistencia pacífica, de la que tanto alardean ciertos sectores. Sus repercusiones afectan la soberanía del país. De ahí que se hace imperiosa la necesidad de preservar la unidad, sobre todas las diferencias político – partidistas.
En suma: el país requiere paz social, estabilidad política y unidad, en democracia, para lograr prosperidad, de cara al Siglo XXI. He ahí el reto que exige trabajo, fortaleza y responsabilidad.

NOTAS
(1) “Deuda externa pasa los $us 19.000 millones”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 27/1/2023.
(2) “Desocupados se suman a la informalidad para sobrevivir”. EL DIARIO, 27/1/2023.

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