lunes, septiembre 2, 2024
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Trabajar para construir y nunca para destruir

Todas las grandes obras levantadas en el mundo; las realizaciones que significan bienestar y progreso; los grandes adelantos en las ciencias, las artes y la cultura; fueron realizados por el ingenio y capacidad de mujeres y hombres, con dedicación, estudio y enormes esfuerzos. Alrededor del planeta y en todas las culturas se encuentran realizaciones que inspiran y alientan, que enorgullecen; pero también hay mucho destruido, anulado por decisión de los propios humanos.
En todas partes son encontrados escombros y restos de lo mal hecho y destinado a dejar a pueblos y naciones sin buenas condiciones de vida. Por doquier se encuentra lo que amarga y descontenta, porque el mal parece anidar en las raíces de los corazones de algunos que tienden a obrar con maldad, solo para satisfacer sus apetitos personales, en busca de riqueza y poder, por cualquier medio. Es una inclinación para destrozar y causar daño.
En ese sentido, el principio o norma de “trabajar para construir” parece no tener valor alguno, y recurrir a medios vedados para alcanzar dudosas metas, parecería tendencia de mentes equivocadas que recurren a los peores extremos con miras a obtener “beneficios” personales o para grupos de poder. Por otra parte, huelgas, marchas, manifestaciones, protestas y hasta hechos destructivos se dice que son para que “los gobiernos o cualesquiera instituciones atiendan demandas hechas para satisfacer sus intereses y conveniencias”.
Las organizaciones sociales o entidades de cualquier naturaleza, justifican los extremos con la finalidad de “lograr beneficios” que, según parece, “llegan a destino” aunque destruyendo, lastimando, hiriendo y hasta causando grandes males a quienes consideran sus enemigos o contrarios, pero de los que lograrán los bienes que buscan. ¿Protestar, gritar, insultar, exigir, amenazar, lastimar tienen que ser los métodos para conseguir lo que se necesita? Es una grave contradicción; pero en los últimos tiempos esa forma de exigir atención es usual, particularmente en sociedades donde reina el nefasto populismo. Nos referimos a una situación en la que ciertos sectores sociales, particularmente afines al partido que gobierna, hacen uso de amenazas y exigencias para conseguir que sean atendidas sus demandas, aunque éstas no beneficien a toda la población.

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