martes, julio 23, 2024
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Lo que el virus chino se llevó

Una película estrenada en el año 1939, bajo el título “Lo que el viento se llevó”, que se centra en la vida de una belleza sureña, dueña de una gran plantación, en lo que fue la Guerra de Secesión o Guerra Civil de Estados Unidos (1861 a 1865), narra su supervivencia en ese conflicto bélico –que causó desolación en el país– y su posterior reconstrucción. Digamos que la mujer lo tenía todo y perdió todo, a raíz de esa conflagración. Pasada la misma tuvo que volver a recuperarse en medio de la nada.
En este tiempo, parodiando aquella excelente producción del séptimo arte, bien se puede decir “lo que el virus chino se llevó”, y claro, aún se lleva: las vidas de las personas, prácticamente destrozó economías –lo sigue haciendo– y se dice que está dejando pobres a millones de seres humanos, lo que se manifiesta en el brutal desempleo que, a su vez origina mayor delincuencia y criminalidad. La situación actual es, pues, catastrófica y hasta caótica.
Fuera de cobrar vidas, el virus chino –denominado así porque se originó allá y no pudieron hacer mayor cosa para evitar su expansión en el mundo– se llevó aquel ahorro de cualquier familia, logrado en base a mucho esfuerzo y sacrificios. Es más, sobre lo llovido mojado, porque luego nos venden ingentes cantidades de, dizque, artículos de bioseguridad, para todos los gustos y de todos los precios, o sea rehaciendo allá y potenciando mucho más su economía. Mientras, en el país nuestro, continuamos erogando en gastos extras que nadie nos devuelve o compensa, tales como compra diaria de alcohol, barbijos, lavandina, entre otros, sin contar que inclusive se debe pagar por ramas de eucaliptos, jengibre, limón, etc.
Además, el virus chino se ha llevado nuestras vidas normales, o sea que nadie puede besar, abrazar, en señal de alegría, a otras personas, y hasta las visitas a los familiares y seres queridos está prohibido; la algarabía infantil, pues los hijos o nietos ya no pueden estar en las escuelas con sus amiguitos, ya que ese mortal criminal ronda en las calles; etc. Ya nadie sabe cuándo volverá esa normalidad de la que antes disfrutábamos, o cuándo tendremos que dejar de gastar nuestros escasos peculios en la compra de medicamentos, artículos de bioseguridad, etc. Asimismo, existe la desesperanza de no saber con exactitud cuándo desaparecerá el virus, o al menos será controlado totalmente, como la tos, gripe, y otras enfermedades.
En fin, ahora sólo se lamenta “lo que el virus chino se llevó”, aunque sin perder la esperanza de que el ser humano sabrá salir adelante como siempre, y quizá ya lo está haciendo frente a mentes malévolas de algunos de nuestra misma especie, puesto que “el hombre, es lobo del hombre”. Mientras, todos debieran hacer coro porque China resarza, o indemnice por la propagación del virus que se originó ahí, más a los países que, como el nuestro, tienen menos. Sería un acto de justicia ¿no le parece?

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