miércoles, julio 24, 2024
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La mala educación

Marcelo Valero Alanes

La incongruencia con la que el Ministro de Educación lanzó una nueva malla curricular exigiendo materias que sabe que los profesores no pueden impartir sin haber sido previamente capacitados, –pues eso implicaría un par de años de especialización, o dejar que profesionales universitarios puedan dar clases especializadas, lo que significaría aumentar la carga horaria y reformar la ley educativa–, es intentar imponer reformas autoritarias antes que tomar las previsiones del caso, que como consecuencia creará problemas antes que resolverlos, por más útiles que sean (como la proyectada educación financiera o lo relacionado con la agronomía y robótica).
Una educación alternativa es la solución al feudo cerrado en que se ha convertido el sindicato de maestros, pues se liberalizaría con una malla curricular con algunas materias comunes, como las primeras letras y números, hacer primero buenos ciudadanos respetuosos del prójimo y del medio ambiente. Además de dedicar tiempo a detectar problemas de aprendizaje o actitudes negativas de comportamiento que se traducen luego en acoso escolar o violencia. Algo parecido a la educación japonesa, que no tiene tareas y materias de relleno, pero hace énfasis en la ética, la convivencia, la tolerancia, para generar ciudadanos que acepten otras culturas, muy distinto del etnonacionalismo excluyente que los “genios” del Ministerio creen que es la solución. Y que las falencias se puede sustituirlas con el arte japonés del plegado de papel “Origami” y no adoptando más bien los aspectos señalados de la educación japonesa.
Volvamos al nunca olvidado Franz Tamayo, quien recomendara las prioridades en la educación, cuando escribiera para este medio, un 12 de agosto de 1910: “Hay que enseñar el orgullo personal y señoril que más tarde se traducirá en orgullo nacional, hay que enseñar el dominio de sí mismo, e instituir el culto de la fuerza en todas sus formas; hay que enseñar el gusto de vencerse, el desprecio a los peligros, el desdén a la muerte, y a todo lucro de vida que sea enervador de la misma…”.
La dispersión de recursos en un montón de embelecos, de lo cual lo único útil es la educación financiera, pero sin el respaldo de los recursos humanos apropiados. no mejorará la educación, mientras ésta siga siendo el monopolio de un sindicato que ya no responde a los desafíos del mundo moderno. pues qué sentido tendría incorporar nuevos conocimientos si éstos no pueden ser impartidos por personal ajeno al sindicato de maestros, mientras éstos continúan usando los mismos apuntes y manuales de hace veinte años y formularios de calificación cada vez más complejos en una educación tendente a lo formal de la educación, antes que a la calidad.
¿No dijo el propio Jesucristo que no se puede un parche nuevo en una prenda vieja o poner vino nuevo en odres viejos? (Mateo 9:16 – 17). Las reformas en la malla curricular son eso, mientras materias como uso sustentable de recursos naturales, educación financiera, marketing digital, electrónica, etc. no sean impartidas por especialistas que no son formados por la normal de maestros, ahora llamada Universidad Pedagógica. Mas los maestros no aceptarían ser enseñados ni permitirían que entre alguien con estudios especializados al aula, porque no es experto en el manejo de los formularios ni pertenece al feudo cerrado del sindicato, con lo que la educación será aún más improvisada, superficial y mediocre.
Tenemos el caso de robótica, que es más que ensamblar partes como si de un Lego technics se tratara, porque en pequeñas máquinas no existe riesgo, pero otra cosa es aprender sobre cálculos con alto voltaje, estudio de resistencia de materiales, o física de conductores, algo que exceda lo lúdico y sea una preparación para estudios superiores. Pero para eso tendrían que liberalizar la educación del cepo del sindicato, ¿cómo?, organizando a todos los profesionales, apuesto que si solamente hablamos de una profesión, hay un abogado por cada cuadra, solo en La Paz, que podría impartir clases de derechos humanos, códigos, procedimientos de defensa legal, etc. Su remuneración sería por horas en línea y aportando con su experiencia, sin tener que ser parte del sindicato; así los profesores podrán dedicarse a la enseñanza de pocas áreas: introducción a las ciencias, humanidades (incluyendo cívica e idiomas) y ciencias de la información.
Tantos desatinos en la conducción de un ministerio tan importante merecería que el ministro entregue su despacho y presente su renuncia irrevocable porque improvisó algo tan importante como es una malla curricular, sin el respaldo de un marco normativo, sin el personal previamente capacitado y sin el apoyo material de elementos didácticos (como sucede, por ejemplo, con la materia de arqueo astronomía), pues no creo que la educación de los próximos ciudadanos que heredarán el país deba improvisarse. La educación alternativa autónoma y descentralizada podría ser una opción para salir del atolladero educativo, que reduzca el poder monopólico sobre la educación que tiene el actual sindicato, porque se basaría en resultados y competencias, antes que en la burocracia educativa.

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