sábado, julio 27, 2024
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Refugiados y en grave peligro cada día, niños de Ucrania merecen una infancia

Inger Ashing

 

Han sido 12 meses nefastos para las familias ucranianas. Casi 500 niños, niñas y adolescentes han muerto y hasta 1.000 han resultado heridos; más de 3.000 centros educativos han resultado dañados o completamente destruidos, lo que ha afectado gravemente a la educación de más de 5 millones de niños, niñas y adolescentes. Mientras escribo, una comisión de la ONU reúne pruebas para presentarlas el mes que viene y demostrar que se han cometido graves violaciones contra los niños, niñas y adolescentes en Ucrania.

Desde que la guerra se intensificó hace un año, millones de niños, niñas y adolescentes de Ucrania han llevado una vida tumultuosa e impredecible. Se han enfrentado diariamente al peligro y a la angustia emocional. Sus familias han quedado destrozadas, y más de 8 millones de personas han huido de Ucrania en busca de seguridad en Europa.

Sin embargo, a pesar de la amenaza constante de violencia que impregna la vida de los niños, niñas y adolescentes en Ucrania, lo que me impresionó en mi reciente viaje a Kiev fue la resistencia de las familias.

En un pueblo de la región de Kiev, conocí a Halyna*, a sus cuatro hijos y a su sobrina, Olha*.

Durante nuestra charla, Olha, de 10 años, se mostró emocional mientras la familia hablaba sobre cómo, en marzo del año pasado, la guerra se acercaba cada vez más a su casa, hasta que se encontraron viviendo justo al lado de la línea del frente. Ante la violencia tan cercana, la familia tuvo que refugiarse.

Olha se refugió en el sótano de la casa de sus abuelos, donde se acurrucó bajo sacos y ropa. Su experiencia refleja la de millones de niños y niñas en toda Ucrania este último año, que se han visto obligados a refugiarse en espacios subterráneos mientras los misiles llueven sobre sus cabezas. De hecho, nuestro informe, A Heavy Toll, muestra que las familias ucranianas han pasado más de 900 horas bajo tierra desde que la guerra se intensificó en febrero de 2022.

Olha y su familia sobrevivieron a un mes de bombardeos. Y aunque todos salieron ilesos físicamente, emocionalmente el conflicto les pasó factura.

Su primo Danylo*, de 9 años, no duerme bien; hace un par de meses empezó a gritar por las noches.

Danylo acude actualmente a un psicólogo para que le ayude a procesar el trauma. También asiste, junto con sus hermanos, a un «Espacio Seguro para la Infancia» gestionado por Save the Children. Estos espacios tranquilos y silenciosos proporcionan un área segura donde los niños y niñas pueden disfrutar de unos momentos de paz mientras el conflicto continúa.

«Los niños y niñas pueden desviar su atención de la vida cotidiana en el espacio seguro para la infancia, conocer a otros niños y niñas y comunicarse. No piensan en lo que ocurría antes, sino en lo que está ocurriendo ahora», explica Halyna, la madre de Danylo.

Halyna también me habló del ingenio de sus hijos durante el asedio. Todos los días les pedía a sus dos hijos mayores que salieran de casa a por agua; todos los días temía que nunca regresaran.

«Sólo sobrevivimos gracias a mis hijos mayores, Oleh* y Dmytro*. Los adolescentes parecen llevar mejor todo esto. Para ellos es como una especie de aventura… Me apoyaron. Lo soportamos todo y nos dimos cuenta de que lo más valioso es la familia».

Es inimaginable pensar lo que los niños, niñas y adolescentes de Ucrania han soportado este último año. Sin señales de que la guerra vaya a remitir, la comunidad internacional debe seguir apoyando a las familias y atendiendo las necesidades humanitarias del país.

En el próximo año, será vital aumentar la financiación inmediata y flexible para los programas de protección de la infancia. También será primordial canalizar el dinero hacia actividades centradas en la salud mental y el bienestar, y apoyar la educación de los niños, niñas y adolescentes.

Con muchas escuelas cerradas o destruidas, más de 1,5 millones de niños y niñas de todo el país se ven obligados a estudiar en línea. Pero incluso el aprendizaje a distancia se ha visto gravemente perturbado: según una encuesta de Save the Children, más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes han faltado a clase debido a los apagones.

El impacto de la guerra en el sistema educativo ucraniano ha sido profundo. Antes, el país tenía un sistema académico a la altura de sus vecinos de la región; ahora, los resultados del aprendizaje se encuentran entre los más bajos de Europa.

Para ayudar a los niños, niñas y adolescentes a acceder al aprendizaje en línea, Save the Children va camino de establecer 100 Centros de Aprendizaje Digital en toda Ucrania. También seguiremos formando a profesores, desarrollando aplicaciones offline para que los niños, niñas y adolescentes puedan disfrutar de la lectura en cualquier momento y distribuyendo «kits educativos» con bolígrafos, lápices de colores y blocs de notas.

Pero responder a un sistema educativo fracturado y apoyar las necesidades psicosociales de los niños, niñas y adolescentes en Ucrania no es una respuesta a corto plazo: las familias necesitarán la ayuda de la comunidad internacional en el futuro inmediato.

En Ucrania, los más afectados son los menos responsables: los niños, niñas y adolescentes del país. Así que, en el próximo año, asegurémonos de que puedan disfrutar de una infancia lo más normal posible.

 

*Los nombres han sido cambiados para proteger las identidades.

 

Inger Ashing, CEO de Save the Children.

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