sábado, julio 27, 2024
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No se debe confundir justicia con venganza

Recientemente, un representante de la Iglesia Católica ha expresado, por milésima vez, una certeza: “No se debe confundir justicia con venganza”. Tales palabras fueron dichas con miras a que, de alguna manera, los fieles religiosos tomen en cuenta lo que normalmente se olvida cuando se hace abstracción de lo que la justicia debe significar para la vida humana. Cuando no se practica lo mencionado, continúan las discordias entre hombres, pueblos y naciones, hasta desencadenar conflictos que no tienen visos de terminar, como ocurre en estos días, en los que contrarios o rivales siempre encuentran motivos para enfrentamientos.
Al parecer siempre se encuentra razones para las desavenencias, no así para mantener por largo tiempo la paz, la concordia y el entendimiento entre seres humanos. Por ello muchos ahora solo muestran interés en motivos para disentir y actuar como fieras acosadas dispuestas a hincar los colmillos en los cuellos ajenos, hasta causar graves daños. Ninguna de las partes explica o da fundamentos válidos para semejantes conductas y todo debido a la ausencia de virtudes, valores y principios basados en los mandamientos de Dios. Sin embargo, los hombres, tan solo por soberbia y cobardía, más se dedican a cumplir órdenes y directivas de sus mandantes o caudillos para causar daño, recurriendo a varios medios e instrumentos, hasta los más dudosos. Se trata de lastimar a los que se cree son rivales o enemigos, generalmente por diferencias ideológicas, cuando existen muchas otras razones para más bien hacer perdurar la amistad y sentimientos nobles establecidos por el Creador.
En la historia de la humanidad, en siglos no se pudo saber las causas verdaderas para las divisiones, las discordias y los desencuentros que, se podría decir, solamente son atribuibles al orgullo y la soberbia, que se atribuye el ser humano, creyéndose omnipotente, como si pudiese convertirse en un nuevo dios, con poder para decidir sobre vidas y destinos.
Un elemental principio de justicia es que el hombre debe combatir todo lo que le hace daño a él y a quienes lo rodean en la vida. No puede haber concordia ni entendimiento entre quienes no comparten sentimientos y buenos propósitos para bienestar general. No puede haber cordura ni honestidad en los que abrigan sentimientos contrarios a la vida y derechos de quienes son parte del diario vivir, porque cada hombre es en sí mismo fundamento de vida y dignidad.

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