No es casual que el exvicepresidente, Álvaro García Linera, en las últimas semanas haya reaparecido en los medios de comunicación social del país, estando ausente de los mismos desde que dejó la vicepresidencia del país en noviembre del 2019 para huir hacia México junto a Evo Morales, después de los cruentos hechos políticos suscitados y que son de amplio conocimiento por toda la población.
Ante la mayor fractura social que sufre actualmente el Movimiento Al Socialismo (MAS) desde que asumió el poder en 2006, el papel unificador que quiere cumplir la exautoridad sin duda que se la puede interpretar como la de “el gran salvador” dentro del masismo que de a poco se va cayendo a pedazos, poniendo en serias dudas la continuación del “proceso de cambio”.
Detrás de ese papel de “el gran salvador”, no se descarta la posibilidad de proyectarse como la tercera opción o la opción salvadora dentro del propio MAS. En el fondo qué mejor para él que siga la pelea entre arcistas y evistas, porque de continuar esas disputas internas, pueda que llegue a mover ciertos hilos conductores políticos para que lo proyecten como candidato alternativo del MAS con vistas a las elecciones generales del 2025.
No se debe olvidar que desde el 2006 hasta el 2019 el país tuvo un gobierno de “rostro indígena con poder blancoide”. Evo Morales, quien representó al indigenismo en ese entonces –que por cierto de indígena nada tiene, ya que incluso no habla el aimara, ni el quechua, ni el guaraní y con un castellano deformado–, tuvo detrás de él a varios intelectuales socialistas (no indígenas), entre ellos el propio García Linera, quienes fueron los que gobernaron de verdad el país detrás del trono.
No es de extrañar entonces que el exvicepresidente haya señalado en sus últimas entrevistas mediáticas: “siempre se habló de que esta gestión (Arce-Choquehuanca) era una gestión transitoria, no en el sentido de que dura poco tiempo, sino de que es un recodo en el camino para volver al núcleo del proceso de cambio, liderado por el movimiento indígena campesino y popular a la cabeza en la presidencia del Estado”.
Si tanto defiende lo indígena originario campesino, entonces ¿por qué hace a un lado al actual vicepresidente David Choquehuanca? En la mayoría de sus entrevistas no mencionó a la actual autoridad de Estado, habiéndolo ignorado, como si ni existiera. Bien o mal, en esta coyuntura política actual que vive el masismo, el segundo hombre del país es la única cabeza visible del indigenismo a nivel nacional.
Para pesar de García Linera, en este momento el país se encuentra gobernado por la clase media tradicional a la que tanto desprecia. La cual está representada por Luis Arce Catacora. Y si tanto defiende junto a Evo Morales lo indígena, campesino popular, ¿por qué desde Argentina para las elecciones generales de octubre del 2020 no eligieron a David Choquehuanca como candidato a presidente por el MAS?
En sus recientes entrevistas periodísticas que tuvo García Linera, sin lugar a dudas que apunta a proyectarse a sí mismo como una figura política imprescindible dentro del MAS, atenido al actual caos o peleas internas y de una ruptura del instrumento político con vistas a las elecciones generales del 2025. También no por algo aprovecha la oportunidad para presentarse como una especie de mediador entre arcistas y evistas, aspecto que le permitiría preparar un nuevo escenario para su retorno al nuevo ciclo político en el MAS.
Esa tercera vía u opción salvadora por la cual, de forma muy disimulada, va proyectando García Linera para sí mismo en el interior del MAS, sabe que no será posible sin el apoyo de Evo Morales y sus bases sociales, no por eso lo hace ver como el único indígena que puede gobernar el Estado, como si no hubiera otros con mejor formación académica. Porque también tiene presente que sin el apoyo de Evo se llegaría a desmontar la construcción de su discurso reivindicatorio indígena.
Lo que también a su vez el exvicepresidente quiere poner en la mesa de debate entre masistas, es el querer decir indirectamente que, si no hay un acuerdo de unidad entre arcistas y evistas con miras al 2025, la tercera vía de solución puedo ser yo para salvar el proceso de cambio que se está yendo en picada cada día que pasa.
El autor es Comunicador Social.