La minería estuvo de capa caída, hace más o menos 38 años. La cotización del estaño, o la principal materia prima de exportación y, por consiguiente, generadora de divisas, había caído estrepitosamente, en el mercado internacional. Hecho que provocaría una crisis económica.
“El precio promedio del estaño en 1985 fue de 5,19 libra fina; descendió a 3,24 libra fina en 1988, con un descuento de 1,95, lo que significó, entre otras cosas, la reducción del valor de las exportaciones nacionales de alrededor de mil millones de dólares, en años anteriores, a no más de 400 millones en 1987”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Valentín Abecia Baldivieso (1).
El gobierno, de entonces, ante esa catastrófica situación, determinó “el cierre de minas improductivas con el consiguiente despido legalmente compensado de algo así como 23 mil trabajadores” (2). Medida que fue calificada, como “relocalizadora”, impopular y anti obrera. E inclusive la comisión de Minería de la Cámara de Diputados, correspondiente a la gestión 1987, discrepó con ese número de “relocalizados”, sosteniendo que “sobrepasa los 26.000 trabajadores”. Su titular, Edgar Barrientos, manifestó que “se trataba de un costo social excesivo. Es simplemente la peor masacre blanca de nuestra historia” (3).
El Decreto Supremo 21.060, medida antiinflacionaria, fue anatemizado por algunos sectores y, particularmente, por la extrema izquierda. Pero fue ponderado, en su justa dimensión, por la prensa independiente. “Producido el cambio de gobierno, el 6 de agosto de 1985, no se le presentó al nuevo régimen otra alternativa que la de dictar las medidas del 29 de agosto con el decreto 21.060 que, quiérase o no reconocerlo, tuvo la virtud de frenar la hiperinflación y dar alguna coherencia a la precaria economía” (4), indicaba un periódico.
La minería fue desplazada por el boom gasífero. Hoy recupera su liderazgo exportador, en beneficio del Tesoro General. Repunta como el sector que promueve importantes recursos económicos, que serán destinados a diferentes proyectos nacionales. “Con estos datos de las exportaciones, podemos decir que la minería es la principal fuente de ingreso para el país. Estamos hablando de un estimado de 6.358 millones de dólares que se ha vendido a los mercados del exterior”, afirmó el ministro de Minería y Metalurgia, Ramiro Villavicencio Niño de Guzmán” (5). Posiblemente ahora los trabajadores perciben sueldos y salarios acordes a los tiempos actuales. Pero, en tiempos adversos, ellos también sufrían las consecuencias.
En suma: la minería contribuye al bienestar nacional. Tiene aún mucho que ofrecer al país.
NOTAS
(1) Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto: “Política Exterior de Bolivia 1985 – 1989”. Talleres de Servicio Grafico “Quipus”, La Paz – Bolivia, julio de 1989. Pág. 19.
(2) Ídem.
(3) “Relocalizados en el sector minero sobrepasan los 26.000 trabajadores”. Presencia, La Paz – Bolivia, 10 de enero de 1987.
(4) “Costo social”. Presencia, La Paz – Bolivia, 4 de enero de 1987.
(5) “La venta de minerales representó más del 50% en exportaciones bolivianas”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 29 de enero de 2023.