miércoles, septiembre 4, 2024
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Huelgas y marchas

En los últimos meses, el Reino Unido está viviendo una ola de huelgas incontrolables. Miles de escuelas cerraron sus aulas y la industria ferrocarrilera paralizó sus servicios. Los sindicatos piden y exigen al gobierno una mejoría sustancial en sus salarios para enfrentar la crisis del coste de la vida y la subida galopante de la inflación, lo que supone que los trabajadores han perdido poder adquisitivo. A estos paros se están uniendo las enfermeras y los doctores de los hospitales públicos del país. La última vez que el país vio un paro laboral tan enorme fue en 2011, cuando más de un millón de trabajadores secundaron un día de huelga relacionada con las pensiones.

Los británicos llevan meses sufriendo problemas en su vida cotidiana, debido a las constantes disputas entre los sindicatos y las condiciones laborales que, según los sindicatos, han bajado considerablemente.

En Gran Bretaña, la inflación está actualmente en el 10,5%, la más alta en 40 años y con un aumento de los precios de los carburantes y el gas, poniendo a este país en una perspectiva económica muy sombría.

El gobierno ha sido advertido sobre el impacto paralizante de los disturbios industriales en curso, ya que analistas sugieren que las recientes huelgas han causado un golpe de 6 mil millones de libras esterlinas a la economía.

El gobierno también se enfrenta a posibles acciones industriales por parte del personal de ambulancia, conductores de trenes, trabajadores postales, bomberos, funcionarios de la Fuerza Fronteriza, personal de centros de trabajo y otros funcionarios públicos.

Es remarcable que las acciones que usa la policía en Gran Bretaña, ante las manifestaciones de los trabajadores, son generalmente pacíficas y nunca usan gases lacrimógenos, tampoco usan armas de fuego.

La libertad de protestar pacíficamente es una piedra angular de una sociedad democrática liberal, pero no siempre es fácil. A veces, incluso las protestas pacíficas, pueden causar graves trastornos a las comunidades y empresas locales. Los oficiales de policía deben llevar a cabo un difícil acto de equilibrio. Deben asegurarse de minimizar los trastornos y los daños a quienes no participan en la protesta, pero también deben proteger los derechos de quienes se manifiestan pacíficamente.

Hace pocos días, las protestas estallaron en el centro de París y otras ciudades francesas, cuando los manifestantes se enfrentaron con la policía que usó gases lacrimógenos para despejar algunas áreas, después de que el gobierno sobreviviera por poco a dos votos de no confianza después de que el presidente Emmanuel Macron impulsara la reciente reforma de las pensiones. Fueron reportadas protestas en Dijon, Estrasburgo, donde los manifestantes rompieron las ventanas de una tienda departamental; así como en Lyon y Rennes. Más de 100 personas fueron arrestadas solo en París, en tensos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, dijo la policía. En algunas de las avenidas más prestigiosas de la capital francesa, los bomberos se apresuraron a sacar montones de basura en llamas, dejadas sin recoger durante días, debido a huelgas e incendiadas por los manifestantes.

Por causa de la alta inflación y al alto costo de vida en Europa, originado por la guerra que Rusia inició en Ucrania el 24 de febrero, se declararon en huelga, uno tras otro, varios trabajadores del sector en Inglaterra, Alemania, España y Holanda.

La guerra de Ucrania, definida como el mayor drama humanitario en Europa después de la Segunda Guerra Mundial, tiene efectos que se empezó a sentir no solo en este país, sino también en otros países europeos.

Los países comunitarios que dependen de Rusia, en gran medida en el campo de la energía, implementaron 7 paquetes de sanciones contra la administración de Moscú, por causa de la guerra. No obstante, las sanciones que entraron en vigor para castigar a Rusia arrastraron no solo a este país sino también a Europa a un grave cuello de botella económico.

El incremento de la inflación a niveles récord en toda Europa, los altos costos insalvables y la incapacidad de aumentar los salarios de los trabajadores al nivel deseado, hicieron que los trabajadores de muchos países decidieran ir a la huelga.

Los sindicatos de distintos sectores tomaron decisiones de huelga pública en recientes semanas debido a la licuación de los ingresos de los empleados ante la creciente inflación en el Reino Unido y los aumentos salariales ofrecidos por debajo de la tasa de inflación.

El derecho fundamental de declarar la huelga se halla bajo presión y ataque del sector patronal y algunos gobiernos; estos grupos proponen cuestionar este derecho en la próxima reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que establece normas mundiales respecto a los derechos laborales.

 

Londres, Inglaterra.

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