No hay capacidad para dirigir el tránsito vehicular

Desde hace muchos años, se observa en todas las ciudades del país situaciones irregulares en el ámbito de la circulación de automotores, por lo que se requiere que las fuerzas policiales tengan personal capacitado para dirigir las operaciones de tránsito. Sin embargo, actualmente se percibe que persisten varios problemas en las urbes del país. Al respecto, las respuestas siempre son evasivas o disculpando a los mandos superiores o inferiores, alegando que no disponen de lo necesario para reorganizar los servicios y brindar un mejor servicio.
Las oficinas de Tránsito se limitan a emitir informes y circulares para explicar las causas por las que “no tienen capacidad” para resolver hechos como congestión de vehículos motorizados, accidentes, deficientes inspecciones, carencia de técnicos, falta de entrenamiento, de medios tecnológicos, etc. Tampoco dicho organismo de control cuenta con suficientes motorizados para perseguir a quienes cometen faltas y escapan de la acción de policías de tránsito, etc. Tales aspectos son más que suficientes para probar –según los mandos superiores– la imposibilidad de conseguir resultados óptimos en la materia.
Sin embargo, es innegable que la seguridad ciudadana está supeditada a la eficiencia y vocación de servicio de quienes manejen las operaciones del tránsito de vehículos. Por eso mismo, es urgente contar con personal debidamente capacitado y provisto de los equipos precisos para el cumplimiento de sus deberes y, además, para que en el futuro haya personal de reemplazo, dados los casos de bajas que se presentan por la intensidad del trabajo. Hasta ahora, que se sepa, el personal existente está atenido a conocimientos y dotación de equipamiento insuficientes para dirigir el tránsito en calles, avenidas, plazas y carreteras. No hay, actualmente, la capacidad que se requiere para que su labor sea más efectiva y eficiente.
Por todo lo mencionado hoy los ciudadanos siguen observando problemas como los constantes embotellamientos de motorizados, particularmente en las vías que desembocan en el centro urbano. Lo peor es que con frecuencia se agrava dicha situación cuando surgen marchas de protesta de sectores sociales, por lo que los pasajeros se ven obligados a bajar de los vehículos de transporte público y tratar de llegar de cualquier manera a sus centros laborales.
Además, las aceras cada vez están más llenas de vendedores ambulantes, lo que dificulta el paso de transeúntes, los que a su vez de manera temeraria se atreven a circular entre los vehículos por el apuro que tienen para realizar sus actividades. Ni qué decir de las calles que están en zonas comerciales, donde incluso se observa motorizados detenidos porque sus ocupantes proceden al descargo de productos solicitados por tiendas de abasto.
Son muchos los problemas que es urgente resolver para hacer que, en las ciudades del país, la circulación de peatones y motorizados no sea tan conflictiva como se la percibe ahora.