sábado, septiembre 28, 2024
InicioSeccionesOpiniónJesús, como siempre, asegura la felicidad de la humanidad

Jesús, como siempre, asegura la felicidad de la humanidad

La humanidad una vez más recordó la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo que, para salvación de todos los hombres murió en la Cruz. El mundo debe recordar cómo sufrió Jesús los rigores de padecimientos que lo preparaban para una muerte en la Cruz. Luego, los hombres desde entonces rememoran este día y ruegan que Jesucristo, en su infinita misericordia, salve a la humanidad, libere y perdone las faltas, como el apego al dinero y a los placeres del mundo, que sane las heridas inferidas por unos a otros seres humanos, tan sólo por soberbia y falta de capacidad para entender y guiar a los hermanos del diario vivir. Algunos, creyendo tener derechos como hombres, sólo piensan en satisfacer sus pasiones y ambiciones, en aras de tener más poder.
Señor nuestro y Dios eterno, no nos desampares y acógenos en tus brazos porque la vida te reclama y busca una perfección que solamente Tú puedes otorgar. Bendice, Señor, nuestros corazones y formas de vivir, ayúdanos a amarte y servirte para amar y ser útiles a nuestros semejantes. Señor, sin ti nada somos; te necesitamos en nuestra finitud y querríamos ser útiles para conseguir paz y concordia en nuestra patria, brindando tranquilidad y esperanzas a nuestros hogares. Seamos agua que sacie nuestra sed y pan que calma nuestra hambre; pero todo ello multiplicado en servicio y amor a Ti y a nuestros semejantes.
Libera a todos los seres humanos de guerras y diferencias que, año tras año, dividen y propugnan la destrucción. En un tiempo en que, sólo por ignorancia, falta de fe y esperanza, inconsciencia de lo que conviene a la humanidad y ninguna confianza ni amor, los hombres buscan la destrucción total, pese a saber que la vida es el mayor regalo otorgado por el Padre Eterno, como prueba de Su amor y ratificación de la salvación. Sin embargo, la ingratitud, la carencia de amor, la pobreza en virtudes y la ausencia de valores de la humanidad, no permiten que se valorice debidamente todo lo que significa fe, esperanza, amor y gratitud.
Ante tanta frialdad y carencia de sentimientos de gratitud y amor, la humanidad, consciente y responsable, dirige a Dios sus oraciones: Señor, Padre, Redentor, y Salvador de los hombres de todos los tiempos, imploramos tus bendiciones y rogamos humildemente tu perdón. Sabemos, Señor, que no somos dignos de merecer comprensión y amor tuyos; pero, huérfanos de todo, nos sentimos impelidos a suplicarte perdón y, en lo débil de nuestro pobre espíritu, rogamos fortaleza para nuestros corazones y comprensión para que entendamos realmente el valor y significado de la Salvación que Nuestro Señor Jesucristo hizo realidad. Que los dones derramados por el sacrificio de Jesús caigan sobre nosotros para seguridad de nuestra salvación.
Señor Dios y Padre nuestro: Perdónanos y apiádate de todos que somos Tus hijos. Ratifica con voluntad y largueza los dones que nos otorgaste y haz que todos los hombres aprendamos a amarte y servirte para así amar y servir a nuestro prójimo, tan despojado por sí mismo de virtudes y valores que otorgaste.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES