viernes, septiembre 27, 2024
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Diálogo nacional por la educación pública y la paz

Anoche me apareció haber leído el encabezado de un diario que decía más o menos lo siguiente: “Maestros con movilización, pretenden impedir la evaluación”. No creo que eso sea posible por ahora, pero sí considero que es urgente un gran diálogo nacional por la educación pública y la paz. Trataré de explicar la idea.
La convocatoria sería de los ciudadanos para ciudadanos. Un gran diálogo nacional evitará que la crisis del sistema educativo nacional destruya todo lo que hemos construido en más un siglo, con los aportes de varias generaciones de educadores y considerando las aspiraciones de los estudiantes, para hacer de la educación pública una palanca del desarrollo nacional.
La educación pública ya es un espacio de disputa entre distintos intereses, legítimos o no, por ese motivo, si no hubiera otros, es de urgente necesidad la revisión de la política nacional, en el marco de un diálogo que supere los acartonados e inútiles foros partidarios o del gobierno de turno.
La política educativa debe dejar de ser un asunto unilateral del gobierno o de las burocracias del recambio seccional, para dar paso a un diálogo de los educadores con la sociedad.
Para este diálogo se convocaría a las distintas asociaciones de abogados, jueces y a los ministros del Tribunal Supremo de Justicia, para revisar las distintas leyes y reglamentos que regulan a la educación pública.
Queremos que nos expliquen, junto a los legisladores y partidos políticos. La invitación sería a las instituciones corporativas y a los maestros del derecho, a los ciudadanos que quieran participar; a las universidades públicas y privadas. Todas las voces son necesarias para revisar la imperfección de las leyes; para construir un servicio profesional docente que estimule la construcción de un modelo de maestro con la solvencia profesional ética, moral y pedagógica, que, como el pasado, se sienta orgulloso de su profesión y de su trabajo con los niños y jóvenes.
Otra convocatoria estaría dirigida a los intelectuales e investigadores de las universidades; y a los institutos de la investigación educativa para revisar el subsistema de formación docente inicial de las escuelas normales y de la universidad pedagógica nacional, fundamentalmente, para una revisión de los planes y programas de estudio, que incluya contenidos y procesos metodológicos y de evaluación desde educación básica, la media superior y la que corresponde a la formación de docentes. De este dialogo inicial, debe surgir una convocatoria a todos los profesores de Bolivia para un Congreso Nacional Pedagógico y de Educación. Esta convocatoria debe superar las actitudes sectarias dirigidas a dividir a los trabajadores. Solo en un espacio de respeto y de plena libertad es posible construir acuerdos y una plataforma de resistencia de largo aliento. No soy iluso con esta propuesta de DIÁLOGO; considerando que el odio y las pasiones desatadas hacen muy difícil una empresa de esta naturaleza.
El sectarismo, la arrogancia de los políticos y funcionarios, no dejan espacio para el inicio del diálogo y la construcción de acuerdos; para que se sienten en la mesa “los iguales y diversos”.
Espero que los gestos de buena voluntad, que el primer intento de acercamiento lo den las dos fuerzas beligerantes de este conflicto.

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