domingo, septiembre 29, 2024
InicioSeccionesOpiniónLa falacia del discurso de odio

La falacia del discurso de odio

La sociedad postmoderna, bajo falsos parámetros de inclusión, viene tildando a todo aquel que piense diferente, o, en todo caso, no se encuentre de acuerdo con supuestos contra natura (ideología de género), o posturas progresistas (ligadas al socialismo) de intolerante y retrogrado. Bajo las premisas mentirosas de inclusión y diversidad se ha construido todo un sistema inquisitorio que sanciona la independencia de pensamiento y la libertad de expresión, es decir, todo aquel que no caiga en los parámetros de la “estandarización del pensamiento” es sancionado socialmente e incluso penalmente.
Toda expresión coherente y razonada ahora es considerada “discurso de odio” por el solo hecho de no caer en la estandarización del pensamiento, el cual pretende hacernos creer que la diversidad es sinónimo de inclusión y que la inclusión es el fin último a conseguir por parte de los Derechos Humanos, donde lo diverso sea aceptado, siempre y cuando no promueva la sana costumbre de pensar.
La imposición abusiva de ideologías progresistas va acompañada de varios elementos coercitivos que hacen que su implementación sea más rápida y ágil. El llamado “discurso de odio” entra perfectamente en este ámbito, pues mediante su “penalización” se coarta al individuo a ejercer el derecho a pensar, parafraseando a George Orwell y su novela 1984, el discurso de odio vendría a ser la herramienta favorita de la “policía del pensamiento” del Siglo XXI.
Para las Naciones Unidas (está de más decir que está institución se encuentra controlada por ideologías progresistas) el discurso de odio “hace referencia a un discurso ofensivo dirigido a un individuo o a un grupo y que se basa en características inherentes (como la raza, la religión o el género) y que puede poner en peligro la paz social». El problema de esta definición es que no delimita la palabra «ofensivo» ¿Qué es ofensivo?, ¿pensar diferente es ser ofensivo?, ¿no estar de acuerdo con imposiciones ideológicas es ser ofensivo?, ¿decir la verdad es ser ofensivo? Cuando se toma como parámetro la simple «ofensa”, toda persona que piense diferente ya incurriría en un «discurso de odio»; incluso, según esta definición, poniendo en serio riesgo la «paz social».
Resulta llamativo que la ofensa, como parámetro de delimitación del «discurso de odio», solo aplique cuando se «ofende» a grupos progresistas. Los demás son totalmente ofendibles, es decir, no importan, puesto que no son parte de la «sociedad colmena», donde todo es controlado y todo es asignado. No resulta complicado llegar a pensar que el discurso de las diversidades no es más que una imposición de acciones y de pensamiento, donde el que razona debe ser acallado, pues desequilibra la colmena.
El discurso de odio no es más que una falacia, pero sirve perfectamente como herramienta disuasoria de control social. El socialismo y el progresismo no buscan la inclusión, buscan la ideologización, donde la ignorancia es vista como cultura y la violencia como libertad de expresión.

El autor es Teólogo y Bloguero.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES