En una moderna máquina que tiene la posibilidad de viajar en el tiempo, pudimos realizar un largo vuelo hacia el futuro y en esa forma llegamos a un sitio imaginario llamado “País de las Maravillas”.
Ahí transcurren días apacibles en una grandiosa ciudad que es su capital, con hermosos edificios y confortables viviendas habitadas por hombres, mujeres y niños que exhiben rostros felices con amplísimas sonrisas.
Los habitantes llevan en sus espaldas una máquina que los impulsa hacia el espacio y vuelan a bajas alturas para evitar colisiones en el aire.
En sus calles ya no existe el terrible transporte público de años anteriores, época de taxis y micros movidos por conductores que sólo pensaban en el lucro, causando congestionamientos vehiculares y “huasqueaduras”.
A la llegada nos sorprendimos al observar muchos aspectos favorables para una existencia feliz y el desarrollo de sus instituciones. Y he aquí el resultado sorprendente:
En todas las oficinas, los ejecutivos son robots. Sí, señor, robots construidos con metales finísimos y brillantes. Los movimientos de sus cuerpos son mecánicamente rítmicos y sus rostros son pequeñas pantallas con una abertura a la altura de la boca por donde emiten voces en varios idiomas.
EXPERIENCIAS
Este es el resultado de nuestra observación:
-El jefe del país es un robot patriota, honrado y de nobles sentimientos, que trabaja para servir a su pueblo buscando la unión entre todos, sin distinción de etnias y ridículas ideas políticas.
-Los asesores, colaboradores y ministros son elegidos entre los robots más destacados y no “a dedo” o por militancia partidaria.
-En el parlamento, sus componentes son robots inteligentes que redactan leyes benéficas. No pelean, no insultan, no haraganean ni levantan las manos (solamente).
-En las instituciones armadas, los robots comandantes dan órdenes estrictas para que sus dirigidos hagan respetar la constitucionalidad; y los verdes, para que protejan a los ciudadanos y no cometan abusos de autoridad.
-El Poder Judicial está compuesto por robots imparciales de gran sabiduría que respetan las leyes y emiten sentencias justas. No son prevaricadores, amantes del dinero, chicaneros ni aceptan “charladas”. Esos leguleyos tienen tales virtudes, porque fueron “programados” en la UV (Universidad de la Verdad).
-En la Comunicación Social: radialistas, presentadores (as) de TV y periodistas, sólo se ocupan de aspectos positivos; todo lo negativo es tratado con mucha moderación.
-En Medicina, con ayuda de la ciencia y la tecnología lograron eliminar a toda clase de virus y bacterias causantes de enfermedades incurables. Así que los robots médicos son muy distinguidos.
-En Educación: maestros y docentes universitarios son robots con excelentes conocimientos en psicología, pedagogía y cultura universal, elegidos en sus cargos sólo por méritos intelectuales.
-Escolares, colegiales y universitarios están dedicados con ahínco al estudio y a la investigación científica. De “entradas” folklóricas con “salidas” escandalosas, desfiles por todo y por nada, muy poco, casi nada.
-No existen el robo, la pobreza, ni la mendicidad.
-Completa toda esa dicha, la inexistencia de politiqueros agresivos y picarones que se convierten en “nuevos ricos” de la noche a la mañana.
Y es por eso que el país imaginario es un modelo de gobierno, envidia de sus vecinos.
OTROSÍ
Gracias a la sabiduría de esos conductores y administradores de justicia, los habitantes viven felices y por ningún motivo cambian su situación en el futuro “País de las Maravillas”.
Y colorín colorado…
El autor es dibujante, escritor y periodista.