viernes, septiembre 27, 2024
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La fuerza del amor de Dios

El vigor beatífico nos vivifica cada día, nos llama a ser inspiración vivaz y a llamear en el silencio del gozo, refugio dotado de hermosura celeste, donde Cristo está entre nosotros; reviviéndonos bajo el horizonte de la palabra y renovándonos en la verdad, que no es otra que apagar la hoguera del mal y encender el alumbrado del alma, sobre el olmo de la lumbre del bien.

I.- LA VISIÓN PRINCIPIANTE
Un etéreo soplo nos hace ver todo, de manera distinta y jamás distante. De un modo personal nos envuelve, nos fragua en el amar y en el amor, bajo la atenta mirada de Jesucristo.
Él nos muestra por dónde caminar, qué sendas tomar y cómo hacerlo, por dónde arrancar el movimiento, incentivar posturas y composturas, tejer y destejer andares del mundo.
Lo importante es aprender a oírse, a escucharse y a recogerse consigo, extendiendo la mano a los demás, para liberarnos del espíritu egoísta, y someternos a la novedad del ser.

II.- LA FUERZA VIVIFICANTE
Llenos de la energía divina, vamos hacia el Padre con el Hijo de guía, siguiendo sus huellas de luz y vida, haciendo memoria de su evidencia, en constante acción y en donación.
Crecidos por el amor de amar amor, podemos ser signos e instrumentos del Creador, que nos enseña a estar, unidos de espíritu y reunidos con Él, en paz con uno mismo y los demás.
Con este naciente vocablo universal, nada se resiste y todo se manifiesta, hasta el aire se reviste de un aliento, que nos clarifica nuestros interiores y nos esclarece para sentirnos libres.

III.- LA INMERSIÓN REGENERANTE
La misión del Redentor no perece, está orientada a conceder el hálito.
Omnipotente, a los seres humanos, a renacerlos en su gran hermosura, en su baño de recobro y salvación.
El vigor glorioso bendice al cuerpo, un cuerpo que se licua en nosotros, un nosotros que requiere al Señor, que ha descendido para acogernos, y que ahora elevado nos reconduce.
Tan sólo hay que dejarse conducir, transferirse al gozo, sentar alegría, asentar con fe un renacido pleamar, con creciente marea de entusiasmo, y progresiva efusión de encuentros.

corcoba@telefonica.net

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