sábado, julio 27, 2024
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Realidad boliviana 2023

El país requiere de estabilidad política, y económica, a fin de generar prosperidad y mejores condiciones de vida para los ciudadanos de a pie. Si ello no se hace realidad, estaremos “arando en el mar”, como siempre. El discurso falaz e intrigante ha desgastado, en todo tiempo, a los gobiernos de turno.
La caída en producción de gas, la escasez de dólares, el caso de presuntas coimas, el “narco – vuelo”, la canasta familiar que sube de precio, el trabajo informal en crecimiento y problemas del Banco Fassil, son los temas, entre otros, que impactaron, a la opinión pública, interna y externa. Son como reflejos de la presente coyuntura nacional.
“Las cifras muestran –señala, a propósito, la Fundación Jubileo– que la caída en la producción de hidrocarburos es prácticamente constante desde 2014, cuando el país alcanzó sus mayores niveles de producción de gas. En abril de este año, el país produjo un promedio de 38 millones de metros cúbicos diarios de gas y de 33 mil barriles diarios equivalentes de petróleo; frente a los 60 millones y los 63 mil barriles, respectivamente, alcanzados en 2014” (*). Este dato, difundido recientemente, corrobora nuestra anterior afirmación.
En consecuencia, la historia registrará, estamos seguros, esos temas controvertidos del momento que vive la población, como precedentes para las futuras generaciones. Para que no incurran en las mismas falencias y se preocupen, sobre todas las cosas mezquinas, por construir un venidero con libertad, justicia y empleo, fundamentalmente. Aquellos hechos incidieron en el destino patrio y deterioraron la imagen de Bolivia en el contexto internacional. De tal modo que los gobernantes y sus desaciertos, quedarán graficados para que se orienten quienes nos sustituirán.
En la memoria del pueblo boliviano quedará grabado el hecho de que las esperanzas y expectativas de un futuro más llevadero, se frustraron, paulatinamente, en los últimos tiempos. Ello porque la elevación de precios, particularmente de la canasta familiar, fue inevitable, como consecuencia de la difícil situación económica. Esta situación ratifica que existen ciudadanos de primera y segunda. El discurso, relativo a la igualdad, es una farsa. Los que sufren, indudablemente, son las personas necesitadas, o sea los ciudadanos de segunda, que no cuentan con recursos económicos suficientes para sobrevivir. Pero existen también ciudadanos de primera, que, en democracia, perciben “jugosos haberes”.
No tenemos el ánimo de incomodar a algunos, sino que tratamos de interpretar temas puntuales. Éstos que son ampliamente conocidos, por el común de los mortales. Que son difundidos, desde luego que sí, por los medios de comunicación, dentro y fuera del país.
En suma: es necesario aunar esfuerzos, entre oficialistas y opositores, entre privados y públicos, para resolver los problemas nacionales más apremiantes. Evitando ahondar el divisionismo y tratando de sumar fuerzas para ese propósito. ¡Ahora o nunca!

(*) “Bolivia avanza a convertirse en importador de gas natural”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 12 de junio de 2023.

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