Fabian Freire
Contra todo pronóstico, parece que Luis Arce pisa cada vez más fuerte en la esfera política nacional. Arce no es un líder político y mucho menos alguien carismático, pero gracias a su posición de presidente ha conseguido crearse adeptos. Sumado a esto, aún la economía no se ha partido en pedazos para acusar a la gestión de Arce como un desastre (cosa que creo que se verá a largo plazo), lo cual lo pone como un actor político fundamental. Sin embargo, sigo creyendo muy en el fondo, que realmente la verdadera competencia de Evo es David Choquehuanca, quien sí cuenta con respaldo popular y bases propias. Pese a todo, el vicepresidente va perdiendo cada vez más protagonismo y sus apariciones en público son cada vez más mínimas. Siguiendo con este escenario, queda claro que el dominio por el MAS está entre Evo Morales y Luis Arce.
Que un personaje como Arce llegue a ser considerado un político e incluso un líder, me parece muy gracioso. Recapitulemos, Arce fue elegido presidente por la falta de oferta política y por el dedazo de Morales. Me atrevo incluso a decir que, sin este dedazo, nunca más se hubiera vuelto a saber de Arce. Ahora bien, que Arce empiece a parecer el nuevo jefe del masismo sin ser un político nato, muestra qué tan deteriorada está la política nacional. Me parece que, a más tardar en un año, la terna de poder estará definida dentro del MAS e incluso fuera de éste. Personalmente, la división del MAS no es conveniente y no debe pasar mientras no haya aparecido una verdadera alternativa política, en caso contrario se corre el riesgo de tener elecciones donde la contienda sea MAS contra MAS. En política es fundamental aprovechar las oportunidades, en este caso la de la división del MAS no está siendo aprovechada y las consecuencias pueden ser sumamente caras.
Ahora, vamos al tema principal de este artículo y es preguntar al lector que no es afín al MAS a quién prefiere; a “Lucho” o al “Jefazo”. En las siguientes líneas yo justificaré mi elección y lo haré viendo qué es lo mejor a largo plazo para el país. Yo me quedo, por más polémico que suene con el “Jefazo”, claro que no por simpatía sino por interés nacional. Arce siempre me ha parecido un político sin futuro, empero se le está dando un gran protagonismo últimamente, llegando incluso a colocarlo para una reelección. Lo dije antes, el que sí puede contar con futuro político como presidente y crear una nueva dinastía (a no ser que aparezca un nuevo partido con verdadera ideología y visión) es David Choquehuanca. Sin embargo, la situación actual deja cada vez más a Choquehuanca fuera de la esfera política y deja a Arce como el único competidor de Evo. Volviendo a la idea de por qué es estratégico apoyar a Evo en esta división, es básicamente porque éste es un político “acabado”. Cuando uno busca dividir a su enemigo, no apoya al que más “potencial” tenga, sino al que ya conoce. Nosotros no hemos visto aún qué pueden hacer del todo “Lucho” y David, al menos sus primeras acciones han sido funestas, pero éstas pueden ser mucho peor (por ejemplo, hacer circular el yuan).
En cambio, conocemos bien a Evo, conocemos cuáles son sus fuertes y debilidades. Sumado a esto, Evo jamás volverá a tener su popularidad de antaño y lo más probable, salvo un milagro, es que cada vez más vaya perdiendo apoyo popular. El panorama muestra que de quedarse Evo con el MAS, éste estaría sellando su futuro, siendo el momento perfecto para la aparición de nuevas opciones políticas que le den “la estocada final”. Por más que a muchos les desagrade Evo, como “oposición” se lo debe apoyar y hacerle creer que aún puede volver a ser un caudillo. Este es el verdadero voto útil, el que por más que duela va a traer resultados. Dejemos que Evo haga su purga y recupere su partido, que acabe con sus opositores internos y recupere su instrumento político. Hecho esto, el MAS volverá a ser uno, volverá a ser decadente y todo se dará para dar el “golpe de gracia”.