domingo, julio 28, 2024
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La política minera del extractivismo

Es frecuente que personajes, partidos políticos y gobiernos repitan equívocos que condujeron al país a crisis políticas, revoluciones, insurrecciones y pérdida de territorios. Un ejemplo de esa naturaleza ocurrió a principios del siglo pasado, trayendo luto, pobreza y tragedia a nuestro país.
Efectivamente, el Partido Liberal repitió la política económica de impulsar exclusivamente la extracción y saqueo de las riquezas minerales nacionales para beneficio de empresas internacionales que casi nada dejaron para el país, excepto sangre, dolor y lágrimas para las masas populares. Esa política fue impulsada bajo los títulos de “industrialización”, “soberanía”, “progreso. Es más, se creó la ilusión de que el Estado tendría gran respaldo económico y progreso general. Pero esa política resultó un fracaso, una a traición a la Patria. Bolivia fue despojada de sus riquezas naturales y cayó durante cincuenta años en la miseria y una serie de desgracias, ya muy conocidas.
Esa actitud entreguista fue impulsada desde el año 1900 por varios gobiernos, para que el Estado reciba grandes cantidades de dinero, con las cuales hacer desarrollar el país, aunque al final solo sirvió para organizar fuerzas para reprimir a los que protestaron contra ese orden de cosas. Transcurrieron cincuenta años y se descubrió que esos regímenes coloniales de la plata y el estaño habían empobrecido a la población y, al mismo tiempo, habían convertido a Bolivia en colonia de monopolios financieros y potencias imperialistas de las cuales era casi imposible liberarse.
Se trató de cambiar esa situación a mediados del siglo pasado, con un experimento político anticolonial, cuyo objetivo era que Bolivia se convierta en nación independiente y soberana, dejando de ser mono productora de minerales. Se deseaba que se autoabastezca en todo sentido. Empero, tan notable experimento terminó en un fiasco y actualmente Bolivia está repitiendo el error de la política minera de la plata y el estaño y siguiendo la línea de convertirse de nuevo en país exportador de minerales, con el peligro de terminar como colonia de potencias neoimperialistas. Éstas quieren extraer nuestros minerales, enriquecerse y dejar en la miseria al país productor de materias primas estratégicas.
En efecto, debido a políticas mineras obsoletas, Bolivia está en vías de convertirse en país mono productor de recursos naturales para naciones industriales, que pueden convertirse en potencias imperialistas, cuyo fin principal es tener bajo su dependencia a colonias productoras de materias primas.
La realidad es innegable. Ejemplo de ello es la exportación ilimitada de hidrocarburos, hierro, oro, zinc, plata, estaño y otros. El 80 por ciento de nuestras exportaciones está concentrada en cinco productos, incluyendo soya. Fuentes oficiales han informado que Bolivia batió el récord de venta de hierro y sigue ampliando los mercados. Así mismo, se destaca que, en los últimos veinte años, Bolivia no cambió su condición de exportador primario.
Actualmente, la economía nacional está sostenida por la exportación de esas materias primas, con el fin de obtener divisas. Es más, esa política sería imitación de la que se produjo cuando pasamos de ser exportadores de plata a exportadores de estaño. Esa experiencia se estaría repitiendo al presente, con la esperanza ingenua de que van a llegar dólares y vamos a retornar a la prosperidad, sin pensar que ese camino conduce a poner al país al servicio del Coloniaje.

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