domingo, julio 7, 2024
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Tiempos difíciles para la humanidad

Hasta antes de diciembre de 2019, cuando desde China se notificó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la aparición de casos de coronavirus, en el planeta se pensaba que la lucha contra muchas enfermedades estaba en un camino exitoso de erradicación. Sin embargo, al contrario de lo que se creía, el Covid-19 desde entonces se expandió rápidamente por muchas naciones, captando una enorme cantidad de víctimas y fallecidos por la falta inicial de vacunas efectivas, cuya fabricación demandaba bastante investigación y tiempo.

En la mayoría de los países enfrentados al virus no se encontraba explicaciones posibles ante casos tan trágicos de enfermos que no pudieron restablecer su salud a pesar de arduos tratamientos. De cualquier manera, cundió el temor al contagio masivo y se impuso el uso de mascarillas, así como el lavado frecuente de manos y otras medidas sanitarias. Pero, pasado el tiempo, la misma gente, atenida a ciertas licencias comenzó a abandonar las cuarentenas y medidas de prevención, descuidando lo que se necesitaba con urgencia para cuidar su salud. En tiempo de pandemia, por decisión propia no faltaron quienes decidieron no ser vacunados con las dosis establecidas, debido a prejuicios y desconocimiento sobre la fabricación de ese tipo de productos que estimulan las defensas naturales del cuerpo humano.

Lo cierto es que parte de la población no creía en las autoridades que pedían disciplina a la población para que respete las medidas preventivas. Los renuentes a la vacunación al parecer no tomaron conciencia de la urgencia de evitar el contagio masivo, sea por ignorancia o por contradecir todo lo dicho por las autoridades del sector, o simplemente por capricho o estupidez.

Después de que desde la OMS se dijo que “terminaba la emergencia internacional por la pandemia”, cada vez más personas han flexibilizado las medidas sanitarias, aunque el Covid-19 no ha desaparecido. En todo caso, la humanidad espera que vuelva la normalidad al mundo, que no debería volver a vivir situaciones tan dramáticas, si recordamos el obligado confinamiento masivo desde que apareció el coronavirus.

La población mundial seguramente está consciente de la necesidad, por ejemplo, de prever la aparición o reaparición de enfermedades que pueden dejar como saldo millones de víctimas. En ese sentido, particularmente en países en vías de desarrollo, las autoridades deberían tener como prioridad el mejoramiento de los sistemas de salud, aumentando la cantidad de centros de salud, de personal médico y logrando una adecuada dotación de medicamentos.

En nuestro país, sensiblemente, todavía muchos pacientes se ven obligados a hacer filas o esperar tiempo exagerado para recibir atención médica en centros de salud públicos, donde, por otra parte, se observa carencias de toda clase que requieren atención de urgencia.

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