Estudios arqueológicos y varios descubrimientos permiten afirmar que existió presencia pre-incaica e incaica en los territorios de las tierras bajas de los llanos bolivianos. Las civilizaciones de las tierras altas desarrollaron una red de caminos troncales y ramales; que vincularon gran parte del territorio sudamericano.
Como señala Vannya Gómez García Krust en su investigación sobre “Las rutas hacia el norte amazónico del departamento de La Paz”, desde épocas pre-coloniales, los pueblos asentados en el norte amazónico boliviano han estado comunicados por rutas terrestres y fluviales.
Estas vías tuvieron distintas funciones y propósitos tanto para los tiwanacotas y los incas, asentados en las tierras altas, como para los lecos, chimanes y mosetenes, habitantes de las tierras bajas, entre otros grupos culturales. Los conquistadores españoles, cono los misioneros de distintas órdenes también usaron estas rutas pre-coloniales.
Este relato nos muestra la necesidad de mantener rutas camineras y fluviales adecuadas, para la vinculación permanente entre las dos grandes zonas del departamento paceño: los llanos amazónicos y la zona andina, que no solo tienen una economía complementaria, sino que la adecuada explotación de sus recursos naturales puede servir, junto a la producción cruceña, para impulsar el desarrollo nacional.
Informes frecuentes de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) nos vuelven a la realidad. Mencionamos solo algunos casos: en el 2019, decía “los tramos carreteros de la red vial fundamental del norte de La Paz son inestables, por lo cual se les solicita a los transportistas de motorizados livianos y pesados manejar con precaución”.
En febrero de 2020, Severino Estallani Bautista, presidente de la Comisión de Infraestructura, Infraestructura Productiva y Obras Públicas de la Asamblea Legislativa Departamental de La Paz, denunció el descuido en el mantenimiento de los tramos camineros del departamento.
Lamentablemente, la zona amazónica paceña, que está en el norte del departamento, pese a su gran potencial de recursos naturales, tiene una baja densidad demográfica.
Los nueve municipios que integran esta región están agrupados en cuatro provincias: Ixiamas y San Buenaventura en la provincia Iturralde; municipios de Caranavi y Alto Beni en la provincia Caranavi; Apolo en la provincia Franz Tamayo; y los municipios de Guanay, Tipuani, Mapiri y Teoponte en la provincia Larecaja.
Estas cuatro provincias tienen algo más de 77.000 kilómetros cuadrados, que representan poco más del 50% del territorio paceño, que llega a 134.000 kilómetros cuadrados.
Mientras, su población no llega a los 200.000 habitantes, menos del 10 por ciento de los 3 millones que tiene el departamento de La Paz.
La adecuada y cuidadosa explotación de los recursos naturales que tenemos en esta región pueden incrementar nuestras exportaciones de alimentos, tanto agrícolas como pecuarios y ganaderos, mejorando los ingresos de las comunidades que viven en el norte amazónico, como elevar los ingresos de divisas que tanto necesita el país.
Precisamente, con la finalidad de promover nuevas inversiones privadas en el norte paceño, la CNI organizó una vista empresarial al Norte de La Paz, que podría ser el nuevo polo de desarrollo del país. La comitiva recorrió por Caranavi, Palos Blancos, Quiquibey, Yucumo, Rurrenabaque, San Buenaventura, Ixiamas. Reyes, San Borja, San Ignacio de Moxos y Trinidad, y quedaron sorprendidos por el gran potencial económico que alberga esa región del país.
En este empeño, los empresarios esperamos el acompañamiento del Gobierno, la Asamblea Legislativa, los organismos internacionales como el BID y el Banco Mundial con inversiones, especialmente en infraestructura vial. Así, la producción que se obtenga podrá llegar al mercado nacional e internacional, beneficiando al país entero.
El autor es Licenciado en economía, doctorado Ph.D. en Relaciones Internacionales, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).