El 16 de julio de 1809, hace 214 años, La Paz se levantó en armas, depuso al gobernador y constituyó el primer gobierno libre de América. La Junta Tuitiva proclama la independencia de las colonias, siendo el primer documento de esta índole en América. Es el primer estatuto constituyente de la independencia en el continente americano.
El departamento de La Paz tiene una extensión territorial de 133. 985 Km2, y según las proyecciones del INE para el 2021 tendría una población 3.039.000 habitantes, como el segundo departamento más poblado. La Paz aporta al PIB nominal, de $us10. 311 millones en 2020 incrementó a $us11. 586 millones en 2021 y en las actividades de la economía paceña, el primer lugar ocupa la construcción con 8.2%, seguida del comercio con 7,3%. Los 36 municipios aportan con su producción en la agricultura. Una de las economías más grandes a nivel nacional, medidas por el valor del Producto Interno Bruto (PIB), es la paceña, que representó el 25% del PIB, solo debajo de Santa Cruz. La Paz aporta con 28% al PIB y genera 37% de impuestos, que llegó a Bs.7.473 millones hasta mayo de 2022 de recaudación nacional, porque la mayoría vive en la ciudad de la Paz, con el 26 % de la población nacional. Es el segundo departamento que más recauda impuestos, por lo que es la segunda economía más grande del país.
De acuerdo con el informe de la Fundación Jubileo, la recaudación de La Paz equivale al 27% del total, cifra casi similar al producto generado por 303 municipios. Vale hace notar, respecto al PIB de Bolivia en la categoría de servicios de la administración pública, que La Paz representó el 32.9%, es decir casi un tercio del total. Mientras que es necesaria la participación de 328 municipios para generar el 45% de la riqueza del país.
Más del 70% de la población de la región reside en zonas rurales, siendo su principal fuente de ingreso la actividad agropecuaria. Aunque la mayoría de los cultivos son para autoconsumo, también existen algunas explotaciones comerciales, de café, naranjilla, yuca, plátano, papaya, cítricos y maíz. La base de su producción fue siempre la cría de vacunos y lanares, a lo cual se agrega hoy también algo de recría e invernada.
La economía paceña está altamente DIVERSIFICADA, a diferencia de las de otros departamentos. Casi no depende de la extracción de un recurso natural (ni minero ni hidrocarburífero), pues más del 50% del PIB departamental representa 5 grandes rubros, los cuales son: los servicios de la administración pública (19,68 %), sistema financiero (14,16 %), las industrias (8,76 %), el transporte con las comunicaciones (8,01 %) y, por último, el comercio (7,86 %). Estos son los pilares que sostienen a la economía paceña, existen otros sectores económicos, pero de mediana importancia, que también contribuyen al desarrollo del Departamento de La Paz, como la agricultura (7,24 %) y la minería (6,15 %).
Últimamente la minería del oro está contaminando los ríos y generando enfermedades irreversibles para los pueblos indígenas, por lo que el Estado boliviano debe expulsar a los mineros contratados por las empresas chinas que atentan contra el medio ambiente y la Pachamama. Y es que la producción de alimentos es muy importante para la sobrevivencia de los pueblos indígenas.
La Paz puede recuperar su liderazgo, como plaza atractiva para las inversiones, si se diera seguridad jurídica para que los empresarios se queden e inviertan. La Paz tiene sus propias potencialidades, al ser un enclave comercial por su cercanía con los puertos del Pacífico, que la hizo repuntar por encima del enclave minero. Y produce productos cotizados a nivel mundial, como almendra, castaña, café, maíz, quinua, uva y trigo en diferentes provincias y especialmente los camélidos sin colesterol. Se aprovecha su carne, rica en proteínas, con fina fibra fina, nada se desperdicia, no dañan el medio ambiente, son muy apetecidos por los turistas que valoran su salud y alimentación. Se debe potenciar e impulsar el turismo porque Bolivia cuenta con grandes sitios turísticos, muchos desconocidos incluso por bolivianos, actividad que puede generar divisas para fortalecer las Reservas Internacionales, hoy tan minimizadas.
La autora es Abogada – Economista, ex Asambleísta Constituyente.